martes, 16 de febrero de 2016

A más de 507 días de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la verdad histórica sigue siendo una gran mentira

Por Arlen Jaime Merlos
Una nueva organización internacional de especialistas en diversas disciplinas de la ciencia forense ha evidenciado LAS GRAVES irregularidades en los procedimientos realizados por la Procuraduría General de la República (PGR) en el caso Ayotzinapa, para ser más precisa, en la desaparición de los 43 normalistas el 26 de septiembre de 2014. Recordemos que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI), presentó el 6 de septiembre de 2015, un informe de las investigaciones realizadas sobre los hechos que sucedieron en el estado de Guerrero un año antes; con el cual quedó desacreditada la versión dada por el entonces procurador Jesús Murillo Karam y a la cual denominó “la verdad histórica”. Hace unos días, tocó el turno al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) presentar su dictamen, mismo que hunde nuevamente la versión del ex procurador. Fue así que el pasado 9 de febrero, un nuevo golpe a la credibilidad y veracidad de los procedimientos llevados a cabo por la PGR quedó ante la luz pública. El hecho es que este equipo de expertos internacionales concluyeron que no existe evidencia científica para establecer que los 43 normalistas, hubiesen sido llevados y quemados en el basurero de Cocula; es decir, dos grupos de expertos internacionales coincidieron ya en la imposibilidad de que los estudiantes hubiesen sido incinerados en el basurero. Este nuevo equipo determinó en su dictamen que no existe evidencia para establecer correspondencia alguna entre los restos recuperados en el basurero y los normalistas, ni que tampoco corresponden los casquillos y proyectiles recogidos en una diligencia realizada el 15 de noviembre de 2014 en el basurero, con las armas que los presuntos asesinos dicen haber utilizado. Finalmente este dictamen entregado formalmente a la PGR, no solo derriba la versión de la Procuraduría, sino que también documenta la posible siembra de evidencias, ya que no encontraron vínculo alguno entre el basurero de Cocula y los restos que supuestamente fueron hallados en el río San Juan y que fueron presentados por la Marina. Es importante señalar que de la bolsa de cenizas y restos óseos encontrada en ese río, se obtuvo la única identificación de uno de los normalistas, de Alexander Mora Venancio; sin embargo, es de resaltarse que el equipo de expertos señaló parecerles raro la excelente conservación del fragmentó del hueso de Alexander, al ser un hueso grande, blanco, que no fue quemado y sin ningún parecido a los otros restos encontrados en el agua ni con los del basurero los cuáles se rompían de estar tan quemados. Situación sin duda extraña, ya que según la PGR, Alexander fue quemado igual que sus compañeros en Cocula y aventados sus restos al río con los demás; aunado a que no hubo registro de quién encontró los restos en el río y exactamente en dónde. Hoy, ya no solo se trata de las inconsistencias y el ridículo internacional que ha hecho la Procuraduría, han pasado más de 507 días de la desaparición de esos estudiantes, y hoy esa verdad histórica que refirió el ex procurador en conferencia de prensa en enero de 2015, sigue siendo solo una gran mentira. El hecho es que no solo se trata de la falta de capacidad y la perdida de credibilidad de una institución encargada de la procuración de justicia, sino de las constantes violaciones graves a los derechos humanos en nuestro país. Hoy los padres de esos estudiantes siguen sin conocer que paso realmente con sus hijos esa madrugada del 27 de septiembre de 2014, pues lo único que han conocido son mentiras históricas.

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