lunes, 26 de septiembre de 2016

“Asesinato de periodistas, forma extrema de Violencia y censura contra la prensa”: SNRP

Anuncian Taller Regional Sobre Seguridad, Estabilidad Laboral y Libertad de Expresión, en Xalapa.

Por Juan Carlos Rojas Ibarra 

Xalapa, Ver., 26 de septiembre de 2016.- “Los asesinatos de periodistas constituyen la forma más extrema de violencia y censura contra la prensa. Cada año se reportan cientos de amenazas y ataques contra periodistas, a pesar de lo cual no se refleja la verdadera gravedad de la situación, porque es difícil registrar en qué medida los periodistas apelan a la autocensura para evitar convertirse en lamentable estadística. México es considerado uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, pues se pierden más vidas que en los países que se encuentran en guerra”.
Así lo expresó Fernando Olivas Ortiz, secretario general del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNRP), al hacer la invitación a los comunicadores veracruzanos al “Taller Regional sobre seguridad, estabilidad laboral y libertad de expresión de los y las periodistas en el Oriente de México”, que se realizará en ésta ciudad el día de mañana.
Dicho taller, que involucra a comunicadores de Veracruz, Tabasco y Puebla, entre otros, se realizará en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana, y cuenta con los auspicios de la Federación Internacional de Periodistas, la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC), así como del sindicato canadiense de las telecomunicaciones UNIFOR.
Los temas se refieren a “Equidad de Género y el Código de Ética del SNRP”, “Los Derechos Laborales de las y los periodistas”, capacitación sobre el “Protocolo para la autoprotección de Periodistas y trabajadores de los medios de comunicación”, así como un diagnóstico sobre la “Situación de la libertad de expresión en la región, seguridad de periodistas en la cobertura informativa y derechos laborales”.
Olivas Ortiz precisó que “las cifras siempre son distintas y nunca concuerdan. Por un lado están las oficiales que buscan minimizar los hechos, y por el otro las de los organismos de defensa de los derechos humanos.
De igual manera las de organizaciones internacionales de periodistas, a las que se les complica documentar las agresiones debido a múltiples trabas; y, las propias de las organizaciones nacionales que sufren de todo tipo de bloqueos, que van de las descalificaciones a las agresiones”.
Recordó que “se recrudecieron las agresiones contra periodistas a raíz de iniciada la fallida guerra contra el narcotráfico en el año 2006, con el gobierno del ex presidente Felipe Calderón y que continúa con Enrique Peña Nieto; acción que no trajo ningún beneficio pero sí alrededor de 84 mil muertes, según la siempre dudosa, cifra oficial.
El hecho es que conocimos que los cárteles de la droga en México, han atacado con frecuencia a periódicos impresos tradicionales, lanzando granadas contra sus instalaciones o matando, amenazando o secuestrando a sus periodistas, motivo por el cual, algunos reporteros dejaron de cubrir por completo la guerra contra las drogas”.
“El asesinato de periodistas y miembros de medios de comunicación –agregó-, vulneran de manera drástica la libertad de pensamiento y de expresión… y cuando este tipo de delitos quedan impunes se fomenta la reiteración de actos violentos similares, lo que invariablemente lleva a la autocensura de los comunicadores, generando un fuerte efecto inhibitorio en el ejercicio de la libertad de expresión, con consecuencias graves para la democracia que depende de un intercambio libre, abierto y dinámico de ideas e información, pues una sociedad que no está bien informada no es plenamente libre”.
Enfatizó que “las garantías de libre expresión se han visto seriamente comprometidas, derivado de los asesinatos y agresiones graves a periodistas. De acuerdo a la UNESCO, la tasa de impunidad de asesinatos de periodistas supera el 90 por ciento.
Casi su totalidad no fueron identificados los autores intelectuales, lo que envía el mensaje de que asesinar a un periodista para hacerlo callar no tiene consecuencias y no parecen existir medidas para enfrentar la deuda de justicia con las víctimas”.
“Fenómenos –aseveró el comunicador-, como el incremento de grupos altamente violentos de la delincuencia organizada, que no sólo amedrentan a la población sino que incluso tienen la capacidad de atemorizar e infiltrar a las autoridades, han amenazado de manera preocupante el ejercicio del periodismo”.
“Mientras la prensa se ha convertido en factor fundamental para la lucha contra la corrupción y el abuso de autoridad, la violencia contra los periodistas ha crecido notablemente.
Por eso es importante pugnar porque se proteja el ejercicio del periodismo y nuestro derecho a la libertad de expresión”, finalizó.

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