jueves, 29 de diciembre de 2016

El PRD contra los gasolinazos

Finalmente el destino privatizador nos alcanzó, y sus fatales consecuencias hoy aguijonean a la mayoría de la sociedad mexicana.
Los aumentos en los precios de las gasolinas y el diésel anunciados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE), son resultado de la reforma energética 2013-2014 votada por el PRI y el PAN. Esto es así porque en la Ley de Hidrocarburos aprobada en 2014 por el PRI y el PAN se contempló que los precios de las gasolinas tendrían un proceso de liberalización que concluiría en 2018; sin embargo, en la Ley de Ingresos para 2017 se incluyeron y aprobaron por el PRI y el PAN una serie de disposiciones por las que se determinó adelantar para el próximo año 2017 la fijación de los precios de las gasolinas atendiendo para ello a “criterios de mercado”. El PRD se opuso enfáticamente a dichas medidas y en la discusión de la Ley de Ingresos para 2017, nos reservamos el contenido de los artículos 25, 26 y décimo segundo transitorio, advirtiendo de las consecuencias que tendría su aprobación. Lo advertimos en su momento y hoy es una dolorosa realidad para los mexicanos, la liberalización de los precios de las gasolinas y el diésel significa un incremento de: 20% en la gasolina premium (de 14.81 a 17.79 pesos por litro en promedio); 14% en la gasolina magna (de 13.98 a 15.99 pesos por litro en promedio); y 16.5% en el diésel (de 14. 63 a 17.05 pesos por litro en promedio). Es el mayor aumento en muchos años y el peligro es todavía más grande porque acorde con lo anunciado por la SHCP y la CRE, habrán actualizaciones de dichos precios máximos el 4 y 11 de febrero próximos. Además, a partir del 18 de febrero el ajuste será diario. La perspectiva de que bajen los precios de las gasolinas y el diésel, como lo han anunciado las autoridades, es remota porque acorde con la fórmula establecida por la SHCP para la fijación de los mismos, uno de los componentes es el precio de referencia internacional de los combustibles que depende a su vez de los del petróleo. Siendo el caso que en 2016 el petróleo ha observado un constante incremento que lo ha llevado de menos de 20 dólares por barril en enero de este año a 44.66 dólares al 23 de diciembre pasado. Más todavía, el Banco Mundial incrementó de 53 a 55 dólares su estimación del precio del barril de petróleo para 2017. Cabe también destacar que el impacto de estos incrementos en los precios de las gasolinas y el diésel se extenderán al resto de la economía, pues como lo ha advertido el Banco de México se generará un fuerte impacto negativo en la inflación, es decir, habrá una escalada generalizada de precios en los meses siguientes. El peor impuesto a los pobres es la inflación, nos han repetido una y otra vez las autoridades hacendarias. De eso trata el golpe perpetrado por el gobierno federal, de generar un proceso inflacionario que afectará fuertemente los bolsillos de los mexicanos en especial de los más pobres. Lo anterior demuestra que los beneficios de la Reforma Energética no son reales ni se reflejan en los bolsillos de los ciudadanos, por el contrario, cada vez salen más perjudicados. Además, ahora estamos ante la terrible realidad de un PEMEX sumamente debilitado, porque no obstante que es la principal empresa productiva del Estado Mexicano, se le niegan recursos para invertir en investigación, modernización tecnológica, exploración, extracción y refinación; es decir, en infraestructura productiva. Ante ello convocamos a la ciudadanía en general, a las organizaciones sociales y civiles y a las fuerzas políticas opositoras al gobierno a emprender acciones de presión y de resistencia civil para hacer valer su descontento y detener estos incrementos sin fin del precio de las gasolinas y el diésel. Tenemos que plantear los puntos de acuerdo que sean congruentes con la resistencia civil pero que a su vez garanticen el abasto de combustibles, se castigue a especuladores, se erradique la corrupción en todos los niveles, en especial en PEMEX, y se castigue el robo de combustibles. Es importante generar un plan de acción que haga ver a este gobierno neoliberal que la ciudadanía está harta de tantos desatinos y que ya no estamos dispuestos a tolerar uno más.

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