jueves, 11 de mayo de 2017
¡Liberen a Mireles!
Carlos Monroy Hermosillo.- Toluca, Estado de México; a 11 de mayo de 2017.- La movilización y la presión colectiva deben ser de tal magnitud que obliguen a la liberación del Dr. Mireles, pero también a una indagatoria a fondo a Enrique Peña Nieto y Alfredo Castillo, sobre todo lo ocurrido en Michoacán hace tres años, en torno al papel que jugaron en los casos de las autodefensas y el crimen organizado, someterlos al detector de mentiras y exámenes de control de confianza, no pasarían, y por lo tanto deben ser juzgados.
De la aprehensión del Dr. Mireles se revelan paralelismos entre el presente y pasado de México que es necesario escudriñar por la importancia histórica de Michoacán en esta República. Se trata de momentos distantes en nuestra historia, diferentes en origen, pero semejantes en el comportamiento social y humano, guardando las debidas proporciones, podemos decir que el Dr. Mireles se equivocó al hacer público su avance, al frente de 600 hombres, para tomar Lázaro Cárdenas, primero, y de ahí avanzar hacia Morelia, antes Valladolid.
No pudo, o no quiso actuar con discreción sabiendo que era perseguido por las fuerzas federales en su momento al mando del Virrey, Alfredo Castillo, y sus compinches de alrededor, convertidos ahora en delatores y en una caricatura de “guardias rurales”. De la historia recogemos grandes lecciones; y así, precediendo al grito de dolores y de la entrada de Miguel Hidalgo en Valladolid, hoy Morelia, fueron los traidores de su época quienes delataron a los conspiradores. Cuenta Carlos María de Bustamante, en su “Defensa de la Nacionalidad Mexicana”, que “…Los demás compañeros quedaron en libertad, continuando en sus trabajos ya muy experimentados, hasta que fueron denunciados en Querétaro, donde estuvo a punto de ser víctima el benemérito corregidor de letras de aquella ciudad, Lic. D. Miguel Domínguez. Y, habiéndose tenido la noticia en la villa de San Miguel el Grande (que les comunicó la esposa de este magistrado, doña María Ortiz) de estar descubierta la conspiración, Allende, Hidalgo y sus socios se pusieron en defensa, y comenzaron la guerra…” El propio fundador del Diario de México, el primero de circulación diaria en Nueva España, nos comenta sobre “la predisposición en que se hallaba esta América para la revolución ocurrida del 15 al 16 de septiembre de 1810.
Los ultrajes hechos a los americanos se habían hecho sentir, no solo en la capital, sino en las demás poblaciones de este continente y hasta en los bosques más remotos”. Hoy, los ultrajes provienen de un gobierno central que ha convertido al Estado en un Estado militarizado y policiaco, coludido con las bandas del crimen organizado que asolan gran parte del territorio nacional. Por eso se explican figuras como las del Dr. Manuel Mireles y sus autodefensas. Fueron ellos, que ultrajados por las bandas delincuenciales y el no hacer nada al respecto por parte de los gobiernos federal, estatal y municipales, se vieron obligados a tomar las armas, en legítima defensa, para echar de sus pueblos a cárteles como los “Caballeros Templarios” o “La Familia Michoacana”, cobijados durante años por las “fuerzas del orden”. A pesar de sus errores, el Dr. Mireles está convertido en preso político y ha ganado la batalla de la opinión pública.
Y por la lucha que ha dado, millones exigen su libertad. Pero tanto ayer, con los héroes que nos dieron patria, como hoy con Manuel Mireles y sus compañeros de lucha, retomamos nuevamente las palabras del gran Carlos María de Bustamante: “Jamás debe añadirse aflicción al afligido, y aunque en los crímenes no hay compensación, empero hay consideración equitativa para suavizar las penas, ateniendo al padecimiento y rango de los reos. Los magistrados deben guardarse de ser nimiamente justos, porque el sumo derecho es suma injusticia”. No sea que el día en que se ejecute al primer autodefensa, México perderá la esperanza de conservar México. Hoy se le ha concedido al Dr. Mireles, ex líder de las autodefensas en Michoacán, el seguir en libertad el juicio que tiene en curso por portación de armas de uso exclusivo del ejército. El Juzgado V de Distrito en Michoacán, con sede en Uruapan, determinó que es procedente sustituir la prisión preventiva a que estaba sujeto desde hace casi tres años, por la medida cautelar de la libertad con el pago en garantía de treinta mil pesos.
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