La tragedia de los sismos del 19 y 7 de septiembre del 2017, une a Mexicanos, dando claro ejemplo de “Amor a la Patria”.
Por Mario Ruiz Hernández
VALLE DE MÉXICO., a 22 de septiembre del 2017.- Evidentemente que la tragedia derivada del sismo del 19 de septiembre del 2017, seguramente cobrará muchas facturas.
De ellas y de otras, a partidos políticos, dirigentes y de esas figuras dedicadas a la cosa pública y a sinnúmero de representantes populares, que el año que entra irán a nuevas elecciones.
Sin desmerecer el heroísmo de la sociedad civil organizada y la extraordinaria Solidaridad del Pueblo de México, el ejemplo del “Amor a la Patria”, está más que puesto.
Aquí, en la CDMX, el Edomex, Puebla, Morelos, Oaxaca y/o Guerrero, el colectivo ciudadano de manera natural tomó prácticamente las calles para auxiliar al prójimo, y recuperar sus entornos.
En la enorme movilización masiva, no necesitaron ni de “acarreados, gorras, gorritas, gorrones, playeras, camiones, micros y utilitarios”, del mismo dinero del pueblo, traducido en prerrogativas
Aunado, a las millonarias subvenciones que reciben los grupos parlamentarios en las cámaras de diputados federales, senadores y legisladores en los congresos estatales, y otros apoyos.
Pero también, de aquellos grupos radicales que siempre están en contra de todo y a favor de nada, cerrando vialidades y manifestándose grotescamente en las calles.
El desprenderse del 20 por ciento de las prerrogativas para ayudar al hermano en desgracia, en verdad que es tan sólo “como quitarle un pelo al gato, a los vividores de este sistema político”, en total decadencia o caduco.
En contraparte, con la mediocre justificación del evitarlo por no incurrir en desviación de recursos públicos, al margen del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden).
A lo anterior, a la reflexión inusitada de la alta honorabilidad (sic), de esos “Duartes, Yarringtón, Granier, Borge, Gordillo, Sahagún, Vázquez Mota, y Bejarano, entre demás personajotes”.
Por otra parte, el insistir y que no suene a “politiquería barata, el pretender partidizar la tragedia”; el tomarse la foto, en medio del dolor, el llanto y el sufrimiento, cuando la aroma a muerte está en el ambiente medio y debajo de las toneladas de escombros.
Ciertamente, no hay lugar para el cálculo electorero y mucho menos, buscar una causa y una bandera, cuando la única precisamente Bandera en este momento es MÉXICO…
VALLE DE MÉXICO., a 22 de septiembre del 2017.- Evidentemente que la tragedia derivada del sismo del 19 de septiembre del 2017, seguramente cobrará muchas facturas.
De ellas y de otras, a partidos políticos, dirigentes y de esas figuras dedicadas a la cosa pública y a sinnúmero de representantes populares, que el año que entra irán a nuevas elecciones.
Sin desmerecer el heroísmo de la sociedad civil organizada y la extraordinaria Solidaridad del Pueblo de México, el ejemplo del “Amor a la Patria”, está más que puesto.
Aquí, en la CDMX, el Edomex, Puebla, Morelos, Oaxaca y/o Guerrero, el colectivo ciudadano de manera natural tomó prácticamente las calles para auxiliar al prójimo, y recuperar sus entornos.
En la enorme movilización masiva, no necesitaron ni de “acarreados, gorras, gorritas, gorrones, playeras, camiones, micros y utilitarios”, del mismo dinero del pueblo, traducido en prerrogativas
Aunado, a las millonarias subvenciones que reciben los grupos parlamentarios en las cámaras de diputados federales, senadores y legisladores en los congresos estatales, y otros apoyos.
Pero también, de aquellos grupos radicales que siempre están en contra de todo y a favor de nada, cerrando vialidades y manifestándose grotescamente en las calles.
El desprenderse del 20 por ciento de las prerrogativas para ayudar al hermano en desgracia, en verdad que es tan sólo “como quitarle un pelo al gato, a los vividores de este sistema político”, en total decadencia o caduco.
En contraparte, con la mediocre justificación del evitarlo por no incurrir en desviación de recursos públicos, al margen del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden).
A lo anterior, a la reflexión inusitada de la alta honorabilidad (sic), de esos “Duartes, Yarringtón, Granier, Borge, Gordillo, Sahagún, Vázquez Mota, y Bejarano, entre demás personajotes”.
Por otra parte, el insistir y que no suene a “politiquería barata, el pretender partidizar la tragedia”; el tomarse la foto, en medio del dolor, el llanto y el sufrimiento, cuando la aroma a muerte está en el ambiente medio y debajo de las toneladas de escombros.
Ciertamente, no hay lugar para el cálculo electorero y mucho menos, buscar una causa y una bandera, cuando la única precisamente Bandera en este momento es MÉXICO…
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