Por: David Esquivel
Ricardo Anaya estuvo en Huixquilucan el pasado sábado 20 de enero, donde y cuando se reunió con cuadros panistas y perredistas, ante los cuales, como casi todos los candidatos que buscan el poder habló posverdades; aunque en alguna parte o alguien le jaló la rienda a los candidatos del Por México al Frente (PMA), porque ya no hablan de la famosa renta de tres mil pesos mensuales que le darían a los mexicanos si ganan la Presidencia de la Nación. El candidato también se abstuvo de tocar dicho tema y prefirió hablar de que los carros eléctricos en el futuro, allá por 2024, desplazarán a los de gasolina y por esto, dijo, la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de construir seis refinerías es arcaica, obsoleta e inútil, “es volver al pasado”
Todo lo que dijo el azul a la concurrencia los explicó con gráficas, como si lo estuviera ilustrando a niños de primaria con muñequitos y manzanitas, en el entendido que sabemos que son estrategias de comunicación para embaucar a las masas ignaras. Quizás en el Auditorio municipal de Huixquilucan, donde fue el evento, hubo unas 300 o 400 personas o menos, estaría en chino ponerse a contar una por una, pero por hay más o menos va la contabilidad, en fin, el asunto no es la cantidad sino la calidad, y si de esto se trata, pues como le faltó y la va faltar, se pare donde se pare, queso a las enchiladas; no fue un evento fúnebre; pero tampoco la feria de San Marcos; fue algo así como para no dejar pasar la oportunidad de que alguien con poder de convocatoria juntara borregos o gente, y este alguien fue el Alcalde de Huixquilucan Enrique Vargas del Villar, quien le puso enjundia a la organización y muchos policías de tránsito para que regularan el tránsito de las pequeñas mandadas llegadas en autobuses o carros de otros municipios. No por nada; pero estuvo más animado el evento al que días antes asistió el Gobernador Alfredo del Mazo Maza por motivo de la feria del empleo.
El auditorio si se llenó; las banderas azules, naranjas y amarillas se entremezclaban, igual que las playeras; pero no los corazones, esos no; se apartan como el agua del aceite o al revés; no se les da a perredistas y panistas sentirse de la misma clase y luchar por los mismos ideales; por lo menos no a los perredistas de abajo y de en medio, son distintos en al actuar, hablar y hasta en el vestir, inclusive hasta entre los mismos perredistas y panistas, que por pertenecer a la clase jodida, podría pensarse que lo que tienen en común los acerca, pero ni eso; los panistas pobres se sienten aparte, algo así como de la elite, aunque los panistas ricos y estudiados no los volteen ni a ver ellos se sienten parte de…
Las porras a favor del panista Enrique Anaya provenían, la verdad, de los asistentes vestidos de azul y blanco; los perredistas, identificados por la bandera o playera amarilla, no se les daba echar porras, el corazón no les latía; sólo llegaron a hacer bulto o porque los acarreó algún líder como Víctor González, esposo de Natividad Rosas y padre de Emiliano González, los tres ex regidores de Tlalnepantla; por lo demás puramente es como querer mesclar, insisto, el agua con el aceite y eso seguro pasará en todos los mítines , porque no hay empatía entre ambos especímenes; los dirigentes dirán misa, pero abajo hay rescoldos y remembranzas del pasado convenenciero del PAN aliado histórico del PRI; aunque con monitos y manzanitas Ricardo Anaya haya explicado a la concurrencia que cuando van juntos azules y amarillos ganan; Kemo Saby, dirían en el barrio, porque el ganón regularmente ha sido el PAN, como ya lo fue con la candidatura de Anaya y en el Estado de México también va adelante pues lleva la mayoría de candidaturas.
En fin, que la frustración de los perredistas de rendirle pleitesía a uno de sus verdugos es evidente; fíjese usted que, cuando terminó el evento, y salían los carros de predio donde se estacionaron, Víctor González iba saliendo y se topó en Y griega con los autos y camionetas del Alcalde Enrique Vargas del Villar, quien llevaba la delantera por una cabeza, dirían el hipódromo, en razón de esto un policía detuvo la marcha de la camioneta roja de Víctor González, para dar paso a la comitiva del Edil, pues va a creer usted que el susodicho perredista casi le echa encima su vehículo al uniformado, nada más porque quería pasar él primero; claro que sabía que en semejantes camionetotas iban alguien más chicarcas que él; pos ahí ta el ejemplo de lo que le digo arriba. Me imagino que si quien vaya hablar en los mítines del PMA sea un perredista, entonces quienes no echarán porras serán los panistas y así se la llevarán toda la campaña, porque no los une el amor, sino el odio a AMLO, vale.
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