martes, 26 de junio de 2018

Luego de que jueza condenara a militares que torturaron a indígena tlapaneca, ésta se encontró consigo misma

Luego de que la indígena tlapaneca Valentina Rosendo Cantú se enteró de que los dos militares que la torturaron sexualmente hace 16 años fueron sentenciados a 19 años, cinco meses y un día de prisión, sintió que se reencontraba consigo misma.
Rememoró que para poder ir a denunciar tuvo que cargar en brazos a su hija Yenis, de entonces 3 meses, y caminó durante 8 horas; actualmente un Juzgado confirmó que ella siempre dijo la verdad.
El Juzgado Séptimo de Distrito en el estado de Guerrero, a cargo de la jueza Iliana Fabricia Contreras Perales, condenó por tortura sexual, al cabo de infantería Nemesio Sierra García y a Armando Pérez Abarca, exsoldado.
Aunque halla enfrentado el rechazo de su comunidad, de su pareja y de sus amigos, expresó: "Mi gente, la de mi pueblo, las mujeres de mi pueblo ya saben que siempre fui la que he dicho la verdad”, tuvo amenazas y intentos de secuestro de su hija y a pesar de ello se mantuvo firme, no le importó enfrentarse al 41 Batallón de Infantería del Ejército mexicano, ni que los rumores para desacreditar su palabra persistieran aún después de que en 2010 ganó una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH).
A pesar de lo que vivió Valentina, logró construir otro proyecto de vida. “Cambió muchas cosas. Aprendí a hablar español, volví a terminar la escuela, mis estudios, llegué a la preparatoria terminada, me volví a juntar, soy mamá de tres niñas y un niño, tengo cuatro ya”.
Recuerda cómo un doctor le dijo que se fuera por que él no quería problemas con los militares, pero su entereza valió la pena, a pesar de que su esposo la dejó ella sigue adelante, ahora hará campañas para combatir la tortura sexual.
En ese entonces tenía sólo 17 años de edad, cuando ocurrió la violación, había 8 militares, 6 que la observaron y 2 más que la violaron, los agresores trataron de desestimar los dichos de Valentina porque argumentaron que su testimonio, declarado en tres ocasiones, tuvo variaciones que calificaron como “inconsistencias en el proceso”; la jueza determinó que la palabra de la víctima se debía valorar considerando que su lengua materna no era el español y que los hechos en sí tienen una naturaleza traumática.
Por lo que Valentina dijo estar al pendiente de que el gobierno les de castigo a sus agresores como lo merecen.

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