• De las diferentes lecturas, la más urgente, el replantearse, aún y a quienes ganaron
Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN Méx., a 18 de julio del 2018.- El pasado proceso electoral en el que de acuerdo al INE los puesto públicos en disputa fueron 18.311, y en el que fue la primera vez que se eligieron tantos en una sola elección, indudablemente que deja a todos diversas lecturas.
En el nivel federal, el triunfo inobjetable de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a la Presidencia de la República, su mayoría legislativa en el senado y cámara de diputados, así como en ayuntamientos, parlamentos locales, y gubernaturas, claro que mueve el futuro.
De lo general, para el caso que nos ocupa, y el particular de Naucalpan, es indispensable el dimensionar a cabalidad todos y cada uno de los resultados.
En ese orden, el asimilar y superar la derrota, pero también realizar ese profundo análisis del mañana.
El tema no es menor, y más aún cuando al parecer desparecieron las ideologías, los propósitos e ideales, para mutar al poder público con lo que se tuviera y pudiera, y alcanzar tales fines.
Referir, que aquí en más de 20 años, con sus muy contadas excepciones, ha sido una misma élite partidocrática la que ha logrado sostener el “sistema democrático”, administrando la gerencia y ocupando los distintos cargos de elección popular.
Al parecer, todos han movilizado en diversos momentos a sus militancias y/o membresías, de un lugar a otro, y máxime aquellos “hombres de poder” que continúan definiendo nuestro rumbo.
Los mensajes contundentes, el alto grado de promiscuidad política y que anticipábamos de un estado en total descomposición, en donde el respeto se acabó y deberíamos de evitarlo.
El Naucalpan del instante, éste que nos asiste con sus complejidades y también oportunidades, igual, al parecer también fue rebasado por esa partidocracia, que aún no acaba por convencer al electorado, a ese ciudadano que lo único que desea son efectividad y resultados.
Ciertamente y de manera atípica u extraordinaria, la participación en las urnas fue decisiva, y ubicar un abstencionismo de entre el 25 y 30 por ciento, muy por debajo a otras elecciones.
Por otra parte, las múltiples lecturas de la elección llaman a las distintas fuerzas político-electorales, a refundarse, rediseñarse, recomponerse o replantearse, aún y a quienes ganaron.
Creo que es el momento de la militancia y el activismo social, en todas y cada una de las comunidades del municipio, el colaborar en el diseño de políticas públicas y solucionar atrasos.
Asimismo, el reoxigenarse al interior de esas instituciones de interés público y formar cuadros de partido, el saber escuchar a la gente, el compartir sufrimientos, anhelos y sueños.
Es decir, ser parte de.., de esos ejércitos de la sociedad civil y organizada, dispuestos además de ayudar al prójimo, reconstruir el Naucalpan que todos nos merecemos..
En el nivel federal, el triunfo inobjetable de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a la Presidencia de la República, su mayoría legislativa en el senado y cámara de diputados, así como en ayuntamientos, parlamentos locales, y gubernaturas, claro que mueve el futuro.
De lo general, para el caso que nos ocupa, y el particular de Naucalpan, es indispensable el dimensionar a cabalidad todos y cada uno de los resultados.
En ese orden, el asimilar y superar la derrota, pero también realizar ese profundo análisis del mañana.
El tema no es menor, y más aún cuando al parecer desparecieron las ideologías, los propósitos e ideales, para mutar al poder público con lo que se tuviera y pudiera, y alcanzar tales fines.
Referir, que aquí en más de 20 años, con sus muy contadas excepciones, ha sido una misma élite partidocrática la que ha logrado sostener el “sistema democrático”, administrando la gerencia y ocupando los distintos cargos de elección popular.
Al parecer, todos han movilizado en diversos momentos a sus militancias y/o membresías, de un lugar a otro, y máxime aquellos “hombres de poder” que continúan definiendo nuestro rumbo.
Los mensajes contundentes, el alto grado de promiscuidad política y que anticipábamos de un estado en total descomposición, en donde el respeto se acabó y deberíamos de evitarlo.
El Naucalpan del instante, éste que nos asiste con sus complejidades y también oportunidades, igual, al parecer también fue rebasado por esa partidocracia, que aún no acaba por convencer al electorado, a ese ciudadano que lo único que desea son efectividad y resultados.
Ciertamente y de manera atípica u extraordinaria, la participación en las urnas fue decisiva, y ubicar un abstencionismo de entre el 25 y 30 por ciento, muy por debajo a otras elecciones.
Por otra parte, las múltiples lecturas de la elección llaman a las distintas fuerzas político-electorales, a refundarse, rediseñarse, recomponerse o replantearse, aún y a quienes ganaron.
Creo que es el momento de la militancia y el activismo social, en todas y cada una de las comunidades del municipio, el colaborar en el diseño de políticas públicas y solucionar atrasos.
Asimismo, el reoxigenarse al interior de esas instituciones de interés público y formar cuadros de partido, el saber escuchar a la gente, el compartir sufrimientos, anhelos y sueños.
Es decir, ser parte de.., de esos ejércitos de la sociedad civil y organizada, dispuestos además de ayudar al prójimo, reconstruir el Naucalpan que todos nos merecemos..
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