• Ahora buscan abrirse a la militancia para legitimarse en un proceso de consulta a la base que de años atrás, el mismo partido canceló el método estatutario y operó a través “de las complicidades”. En el valle de México, no se aplicaron a los nuevos tiempos y ahí los resultados.
Por Mario Ruiz Hernández
VALLE DE MÉXICO., a 13 de febrero del 2019.- Es real que el PRI en el país, enfrenta su peor crisis credibilidad, y al parecer en estos momentos, vive una total etapa de supervivencia política.
Al tricolor pocos o casi nadie lo quiere, y claro que hay resistencia de fenecer, o se renueva para encontrar nuevos electores o va a su sepultura, al margen de que hay quienes piensan en un partido nuevo.
Otros, andan en la ya vieja idea de democratizar su vida interna, con votaciones legítimas y abiertas a la militancia y lograr su transformación.
Lo anterior, obviando las designaciones, “los amorres perros y noviazgos en la cargos de dirección”, que desde hace una década atrás fue la insistente demanda.
Por otra parte, y en estos momentos y sobre todo en el Valle de México, la zona de mayor peso electoral de la República, la esquizofrenia por el procedimiento de consulta a la base, es el reclamo.
Hoy, hablan de elecciones libres, de voltear la mirada a la militancia y a la ciudadanía, confirmando lo que siempre se manifestó, de ser un instituto antidemocrático y de complicidades.
“El dedazo” los marcó de fea manera, y elección tras elección por ejemplo en Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza o Cuautitlán Izcalli, siempre compitieron los mismos de siempre.
Al tricolor y todos, “lo convirtieron en un partido chiquito”, en el que pensaron que con su voto duro era suficiente, amén del pánico que les generó el ofrecer al electorado temas progresistas.
En otro orden y que no es menor, su clase política y gran parte de su militancia envejeció, no se adaptó a los cambios, a los momentos históricos y tampoco, puedo aglutinar a los jóvenes.
Las ridículas nuevas generaciones en diversos municipios resultaron los hijos, sobrinos y parientela de “los dinosaurios”, e incluso en distintos distritos electorales federales o locales, los candidatearon.
De igual manera, a la integración de planillas a ayuntamientos, en las que la hermana, prima o sobrina del secretario de Estado, o de esos “arcaicos jefes de grupo”, les dieron las postulaciones.
El resumen, la adversidad; las sistemáticas derrotas, el alejamiento de la militancia, “las traiciones”, deslealtades, simulación, impulso del voto diferenciado y los acuerdos en los consejos electorales.
Aunado a la comparsa, a los convenios en corto con los adversarios políticos o “los vecinos de enfrente” para el pago de favores electorales, en los gobiernos municipales, entre otros beneficios.
Finalmente, habrá que revisar su ideología en las elecciones, y buscar otro tipo de votantes, distintos al de siempre y retomar “las masas”, y no abandonar sus comités seccionales y municipales.
VALLE DE MÉXICO., a 13 de febrero del 2019.- Es real que el PRI en el país, enfrenta su peor crisis credibilidad, y al parecer en estos momentos, vive una total etapa de supervivencia política.
Al tricolor pocos o casi nadie lo quiere, y claro que hay resistencia de fenecer, o se renueva para encontrar nuevos electores o va a su sepultura, al margen de que hay quienes piensan en un partido nuevo.
Otros, andan en la ya vieja idea de democratizar su vida interna, con votaciones legítimas y abiertas a la militancia y lograr su transformación.
Lo anterior, obviando las designaciones, “los amorres perros y noviazgos en la cargos de dirección”, que desde hace una década atrás fue la insistente demanda.
Por otra parte, y en estos momentos y sobre todo en el Valle de México, la zona de mayor peso electoral de la República, la esquizofrenia por el procedimiento de consulta a la base, es el reclamo.
Hoy, hablan de elecciones libres, de voltear la mirada a la militancia y a la ciudadanía, confirmando lo que siempre se manifestó, de ser un instituto antidemocrático y de complicidades.
“El dedazo” los marcó de fea manera, y elección tras elección por ejemplo en Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán de Zaragoza o Cuautitlán Izcalli, siempre compitieron los mismos de siempre.
Al tricolor y todos, “lo convirtieron en un partido chiquito”, en el que pensaron que con su voto duro era suficiente, amén del pánico que les generó el ofrecer al electorado temas progresistas.
En otro orden y que no es menor, su clase política y gran parte de su militancia envejeció, no se adaptó a los cambios, a los momentos históricos y tampoco, puedo aglutinar a los jóvenes.
Las ridículas nuevas generaciones en diversos municipios resultaron los hijos, sobrinos y parientela de “los dinosaurios”, e incluso en distintos distritos electorales federales o locales, los candidatearon.
De igual manera, a la integración de planillas a ayuntamientos, en las que la hermana, prima o sobrina del secretario de Estado, o de esos “arcaicos jefes de grupo”, les dieron las postulaciones.
El resumen, la adversidad; las sistemáticas derrotas, el alejamiento de la militancia, “las traiciones”, deslealtades, simulación, impulso del voto diferenciado y los acuerdos en los consejos electorales.
Aunado a la comparsa, a los convenios en corto con los adversarios políticos o “los vecinos de enfrente” para el pago de favores electorales, en los gobiernos municipales, entre otros beneficios.
Finalmente, habrá que revisar su ideología en las elecciones, y buscar otro tipo de votantes, distintos al de siempre y retomar “las masas”, y no abandonar sus comités seccionales y municipales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario