*El autor Eduardo Tirado Huerta plasma en este libro su esencia de vida ejemplar, que pese a la parálisis cerebral que padece, invita al lector a soñar.
*Presentan el maravilloso libro “El Circo de la Vida”, una oda a la inclusión social
En algún momento de su vida, el autor de este libro titulado “El Circo de la vida” decidió que era el momento de convertir el enojo en acción, la tristeza en felicidad, “por si alguien necesitaba de ella” y a su presunta discapacidad en motivo de orgullo desprejuiciado, cuyo resultado es hoy editado en el formato de un libro destinado para cambiar vidas. Eduardo Tirado Huerta es el autor que plasma de esta manera su particular forma de concebir un mundo que le ha sido adverso desde que por una negligencia médica ha tenido que sortear mil obstáculos que hoy se coronan con esta primera obra, en la que escribe sobre la historia de un arlequín que representa a una sociedad que a veces es burda, feliz, infeliz, desgraciada, amable y a veces amorosa. Porque todo cabe para este personaje central que se caracteriza por ser el observador desde su trinchera de la vida, en una historia que convierte al lector en actor y espectador al mismo tiempo.
Los niños también son protagonistas de este circo. Ellos regresan al lector a un estado de gracia, donde la dicha y el amor que ha perdido mucha gente aún tiene sentido y se puede recuperar. Ocurren muchas atrocidades y muertes y cuando las cosas van muy mal en la vida, el libro enseña justamente que la única manera de darle salvación es a través de los pequeñitos, pues de ellos se recibe esa chispa mágica divina que da la fuerza a quien sea para enfrentar lo que venga. En la historia, queda clara la premisa que los únicos a quienes se puede imitar porque saben del arte sin límites son los niños pequeños y los discapacitados, ya que ellos si saben vivir simples y con gracia, encanto y con mucha, pero mucha virtud que da a ésa simpleza retoques de orgullo y dignidad. En este circo de la vida que fundamenta la obra, las mujeres, la familia y el matrimonio son puntos que también desde la mirada del autor son fundamentales.
El arlequín, protagonista de esta obra, toca el tema de la sexualidad no carnal, sino más bien espiritual, para de este modo adentrarse a un mundo con un planteamiento muy amplio de su visión de la sociedad y no desde un espacio limitado como muchos pensarían por la condición de Eduardo Tirado, que encarna en Lalín el Arlequín una parte de sí mismo y de su propia historia. Ese arlequín es el que justamente se embarca en este show para mostrar aquellas cosas de las que nadie habla: la soledad, el amor, el miedo, el llanto y la desdicha. El mimo les hace ver a los espectadores que la vida no es nada fácil como parece y que pese a su esfuerzo por agradar a todos, ni todos sus actos son aplaudidos y la burla y el rechazo siempre están ahí, al acecho. Pese a todo, ése arlequín enseña una de las grandes lecciones de la vida, ya que "siempre hay que sonreír, no importa si no estamos felices, hay que dar nuestra mejor sonrisa para los que necesitan de nosotros".
Eduardo Tirado nació en Puebla, Puebla, y con 26 años de edad en la actualidad brinda con esta obra su visión de un mundo que lo ha convertido en un guerrero ejemplar. Siendo el menor de dos hermanos y luego de ser diagnosticado con una parálisis cerebral derivada de una negligencia médica, hoy nadie puede decir que de verdad haya algo que le impida lograr lo que quiera. Sumergido en un mundo adulto donde la infancia era una utopía, debido a que su discapacidad no se lo permitía, tuvo y padeció el rechazo de la sociedad como cualquier otro chico o chica en "silla de ruedas". En su escuela, soportó burlas y enojos, ansiedad y hasta decepciones amorosas como cualquier chico de su edad, pero fue gracias al apoyo de sus padres, hermanos y a dos maravillosas maestras que lo empujaron para lograr sus sueños que hoy esta obra ha podido ser posible.
Así, como si de una película se tratase, Eduardo es hoy un adulto pleno que está en proceso de seguir adelante con sus estudios para terminar su carrera. Eso es lo que hace de esta obra, algo imperdible, porque la congruencia de esa lucha está plenamente justificada. Porque el lector se llevará a su casa una parte del corazón del autor, ese mismo que mantiene a Eduardo Tirado como un roble que siempre seguirá de pie.
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