Bandas y público celebraron toda la tarde que la jornada continuara y pese a un obligado recorte significativo de agrupaciones (de 40 bandas pasaron a 20) que la promotora por supuesto lamentó y que era un cambio obligado por las circunstancias, no se reportó ninguna queja de parte de público en cuanto al transcurso del festival o de las bandas programadas. Al contrario, el público reconoció de forma positiva el despliegue de más elementos de seguridad, controles estrictos en los ingresos al área preferente y el hecho que la entrada haya tenido una fluidez que permitió que se ingresara sin contratiempos. El escenario principal lució en toda su majestuosidad gracias al trabajo coordinado del equipo de la promotora Live Talent y del staff técnico de las bandas In Flames, Exodus y Rob Zombie, dejando todo listo para la aparición de Exodus pasadas las siete de la noche.
En los otros puntos del festival, los escenarios Tecate, Prudence y Monster estaban siendo la sensación luego de las presentaciones de bandas como Espécimen, Transmetal, Perpetual Warfare y Acidez, quienes tuvieron una audiencia que les coreó todo lo que hacían. No obstante, el punto más álgido sucedió en el Tecate Stage, con la aparición de la banda alemana Accept y un cierre colosal con Wasp. De regreso en el Force Main Stage, sede del escenario principal, Exodus e In flames arremetieron con fuerza y lograron que la gente se entusiasmara y olvidara por completo los lamentables sucesos del día anterior, para dejar paso al turno estelar. Rob Zombie llegó por todas, en una noche apoteósica como no había vivido en México, con la gente en plena histeria coreando temas como “Living Dead Girl” y “Dell everybodyìs fuking u.f.o.”, “More Human” y “Thunder Kiss” de su época con los White Zombie, así como algunas versiones en las que resaltaron “Ender Sandman” de Metallica y “Blitzkrieg Bop” de los Ramones, cerrando como siempre con su clásico “Dragula”. El delirio total.
La tarde del domingo quedó demostrado que el festival tiene la fortaleza para cumplir con el público y que si no hubiese sido por el ímpetu destructor de un puñado de personas que irresponsablemente pusieron en peligro la integridad de los asistentes, el Knotfest hubiera terminando a tiempo y sin incidentes como ocurrió con el Force Fest, que cumplió logística y técnicamente las exigencias del público y de los artistas que en todo momento reconocieron el profesionalismo de Live Talent de continuar adelante con el festival.
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