El Subdirector de Bibliotecas de la Cámara de Diputados, Juan Ignacio Alvarado Castellanos, clausuró el curso “La metamorfosis de un proceso”, segunda parte, acerca de la obra de Franz Kafka, a cien años de su fallecimiento, que se realizó de manera virtual y presencial desde la Biblioteca Legislativa.
Alvarado Castellanos señaló que estos conversatorios
continuarán desarrollándose, toda vez que se ha construido ya un público específico
para este tipo de actividades y un vínculo muy cercano con las bibliotecas de
este recinto.
En su mensaje, a nombre de la Directora de Bibliotecas y
Archivo, María Vázquez Valdez, agradeció al maestro Erick Jafeet por haber
ilustrado con su gran sabiduría y conocimiento al público en general, así como
al personal de la propia Cámara, sobre la vida y obra de este gran escritor, ya
que convocó a gente muy interesada en el tema.
Por su parte, Erick Jafeet, catedrático de la Universidad
Autónoma de Guadalajara, agradeció a la Cámara de Diputados la oportunidad de
haber hecho posible este curso, para llevar a todos el vasto conocimiento de
Kafka.
Confió en que en el futuro se dé nuevamente el espacio para
realizar un conversatorio y abordar la serie de Franz Kafka y otras obras más.
En su quinta y última exposición, resaltó que Kafka fue el
escritor más intrigante en la historia de la literatura, cuya cualidad no solo
es por el contenido de sus historias, sino el amasijo cultural fue lo que hizo
que escribiera de un modo tan extraño, combinando una prosa muy fría, con
vocablos claros y sencillos.
Por ello, cada que uno lee a Kafka se mete en un laberinto
kafkiano y ya es muy difícil salir de ahí, porque su obra es demasiado
intrigante. Es el escritor genio por antonomasia, recalcó, por lo que su
lectura es imprescindible.
Dejó en claro que Kafka nunca se alió a ningún partido, ni a
ninguna ideología política; sin embargo, a través de los tiempos se ha
convertido en el padre de la literatura moderna, por lo que a la fecha no se
puede hablar de un escritor que haya hecho suya una ciudad como la de Praga, su
cuna.
“No podemos decir: Buenos Aires es Borges, Borges es Buenos
Aires; Vargas Llosa es Perú, Perú es Vargas Llosa”, indicó.
Erick Jafeet refirió que Kafka era un judío germanoparlante,
políglota, que para su época contaba con esta virtud de manejar diferentes
idiomas, incluso sabía hasta hebreo.
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