• La muestra profundiza en el estudio de la renovación de los lenguajes y en la educación artística durante esa etapa en la que se sentaron las bases del arte mexicano
• La muestra destaca el trabajo pedagógico y artístico de la pintora, quien trascendió su estricta educación académica y transitar por diferentes técnicas y géneros
La muestra profundiza en el estudio de la renovación de los lenguajes y en la educación artística durante esa etapa en la que se sentaron las bases del arte mexicano. Explora particularmente el trabajo pedagógico y artístico de la pintora, quien fue capaz de trascender su estricta educación académica para enarbolar los ideales de democratización de las artes en México a través del proyecto de las Escuelas de Pintura al Aire Libre.
Rosario Cabrera (Ciudad de México, 1901 - Yucatán, 1975) estudió en la Academia de San Carlos bajo la Tutela de Saturnino Herrán y Francisco de la Torre. Fue una de las pocas mujeres que incursionaron en la técnica del grabado. En 1925 expuso de manera individual en París y en 1929 ganó la Medalla de Oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla.
Cabrera fue una grabadora avezada, retratista analítica, paisajista con un fuerte sentido del color y una escultora hábil, que supo transitar por las diferentes técnicas y géneros a pesar de que ella misma considerara que su obra “adolecía de unidad”. La artista señalaba: “Voy por muchos caminos sin hallar el que tendré que seguir algún día definitivamente”.
Este juicio severo, sin embargo, fue proyección de un quehacer multifacético que demostró la capacidad de Cabrera y sus contemporáneas para traspasar los límites impuestos para las mujeres a lo largo de décadas, los cuales no solo les habían impedido acceder a una educación formal en arte, sino también practicar ciertos géneros y realizar más creaciones propias.
De las obras que destacan por su habilidad en el retrato están el cuadro de Nahui Ollin, realizado en 1922, un óleo sobre tela de la Colección Tomás Zurián; y el retrato de Lupe Marín, de 1923, perteneciente a la Colección de Juan Coronel Rivera.
Otra de las piezas relevantes es Paisaje, creado por la artista en 1928, un óleo de la Colección de Andrés Blastein, así como La fragua, s.f., un óleo sobre tela de la Colección Diego Domínguez, en el que se puede apreciar el taller del herrero en el que se manejan los metales al rojo vivo, cuando se encuentran de forma líquida para poder forjarlos y darles forma y vida en algún objeto.
Durante este mes, el MNSC del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura lleva a cabo recorridos guiados de fin de semana por sus exposiciones temporales y colección permanente, de 12:00 a 15:00 h, hasta el 28 de julio.
La muestra Rosario Cabrera: una pintora a contracorriente (1901-1975). permanecerá abierta al público hasta el 18 de agosto en el Museo Nacional de San Carlos, en avenida México-Tenochtitlan 50, colonia Tabacalera, alcaldía Cuauhtémoc. El horario de visita es de martes a domingo de 10:00 a 18:00 h. Domingos, entrada libre.
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