Con sus trazos habla de la condición humana y los ciclos de la vida, de la muerte, como un paso a otra existencia, pero en su propio lenguaje, como él dice, “sin mayor complicación, pero sí con mucha honestidad”.
Kanek precisa que su fuente de inspiración la encuentra en el ser humano, pensamiento, sus ideas y en las ancestrales, “lo que estamos olvidando en esta época, lo original y nuestra parte de la esencia, el respeto a la naturaleza y al prójimo. Lo que yo pinto me lleva a esa reflexión o viceversa; a veces esa reflexión es la que me hace pintar, entonces es difícil porque muchos de los cuadros no son para agradar o para que se vean bonitos. Por ejemplo, lo que pinté después del terremoto del 2017 fue algo muy sombrío, colores oscuros, mucho negro, espinas, cosas rotas, porque estaba muy visceral”.
Kanek estudió la carrera de Diseño Gráfico en Puebla, donde permaneció por varios años, siempre con el interés en la parte artística. Trabajó en el área del diseño gráfico; sin embargo, reafirmó en el proceso que lo que más le interesaba era el área de la plástica.
“Desde niño mostré mi interés por descubrir el mundo y conocer todo a mi alrededor, lo que tenía muy claro es que me gustaba expresarme a través del dibujo, la pintura y el gusto por el color. Recuerdo que mi tía elaboraba huipiles de cadenilla y me fascinaba ver las combinaciones de telas e hilos coloridos, siempre imaginando muchas cosas al ritmo de la máquina de coser. Mi madre trabajaba en una biblioteca a donde me gustaba ir, siempre me aburrían los libros que tenían solo letritas, pero los llenos de dibujos coloridos e ilustraciones eran mi fascinación”.
Kanek dice pertenecer a una generación de artistas que empezaron pintando en las calles, haciendo graffitis, un poco por la rebeldía de la adolescencia e inquietud, y como iniciadores al lado de amigos. “Mi referente siempre eran Toledo, Tamayo, Rodolfo Morales, era lo más cercano que tenía. Hay incluso una generación a la que llaman ‘Los Toleditos’ porque todos aspiraban o aspiran a copiar la obra de Toledo; sin embargo, yo preferí más el arte abstracto, la mancha, los colores y experimentar”.
Actualmente, Jesús Kanek imparte talleres de pintura para niños y jóvenes en el centro cultural Jesús López Alvarado y en la Casa de Cultura; también imparte clases de pintura en la escuela de artes plásticas de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, sede Juchitán. Su trabajo se ha expuesto en diferentes escenarios al interior de la República mexicana, Canadá y Estados Unidos.
“Mi consejo para los niños es que pinten, pinten y pinten; que sientan la libertad de expresar en el lienzo lo que en ese momento están pasando, porque el arte también es una alternativa para pasar nuestro tiempo. Lo que hago es tratar de motivarlos y que no se frustren por no hacer una copia fiel de alguna figura. Organizo pequeñas exposiciones cada tres meses para que se motiven y sigan creando”.
Por el momento, tiene la idea de abrir una escuela de artes para niños de Juchitán que piensen estudiar artes. Por parte de la Casa de Cultura, tiene el proyecto de preparar a los niños para que lleguen a un buen nivel a la Universidad. Ese es su plan, y seguir con su producción artística en la que emplea diferentes técnicas combinando estilos pictóricos, plasmando temáticas en cuestión de sus vivencias y el saber de los antepasados.
“Mi energía la canalizo a través de la pintura, sin que llegue al punto de lo terapéutico; no sé si es mi terapia, mi afición, mi profesión, mi hijo, mi amante: para mí, simplemente la pintura en mi vida es algo necesario, yo intenté salir pero no pude, me rendí a la pintura y al arte, y aquí estoy”.
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