miércoles, 2 de abril de 2014
La opinión de...Salvador Ferrer i Paradeda (Divergencias y tiempos nublados)
Divergencias y tiempos nublados
Salvador Ferrer i Paradeda.
Me río, casi me doblo por el suelo y… me pongo a pensar. Ha llegado a mis manos un documento sobre 221 insultos en castellano, a cual más sorprendente, además de que pasan a engrosar un rico vocabulario que deberé usar muy a menudo, debido a sus significados, más que nada para ese tipo de gente que dice saber todo y conocer más.
Para muestra un botón; abrazafarolas, andurriasmo, bebecharcos, bocachancla, cagalindes, chirimbaina, filimincias, meapilas, pinchauvas, zamacuco, y así un largo etcétera.
De todos es sabido que es de un idioma muy rico en “expresiones”, algo que nos sorprende cuando se trata de gente que por naturaleza somos mileuristas. Aunque el español medio y los hispanos parlantes en general, desconocemos en gran parte lo extensible de nuestro vocabulario.
Un ciudadano medio no usa más de mil palabras habitualmente, tal vez aquellos “muy cultos” llegan a usar cinco mil, pero son los menos. Así que deberemos poner remedio a la cosa y ampliar el conocimiento y como siempre… empezamos por la parte más importante, los insultos.
Claro, ahora aparecerán los “puritanos” elevando rezos y diciendo que es antinatural y va contra la parte sofisticada de la vida, o sea, contra ellos, los que piensan diferente y creen que en el buen hablar no debe existir nada que conjure sacrosantas realidades. Para ellos tengo algunos adjetivos “clarificadores”: atarre, bocabuzón, cagarruta, comechapas, fanfosquero, lloramigas, morroestufa, pichabrava, sinentraero, zurcefrenillos…. En fin, más que nada para que sigan ilustrándose y puedan decir que el país del “nunca jamás” está presente en sus vidas, así como en las nuestras. Amén.
Esa es la ventaja de un idioma rico en expresiones, pobre de miserias lingüísticas y algo de política estúpida, (seguramente el adjetivo que más se entiende), sería bueno hacer un catálogo para usarlo en contra de quienes están al frente de “nuestras decisiones”, esos políticos miseria que afrontan un presente lleno de pitofloros, y algo de caraculos… que conste, esas expresiones están en el diccionario, nada de inventivas, para que la ofensa y la sangre no llegue al río.
¡¡¡ Felicidades boquimuelles ¡!! Desde hoy, el ciudadano podrá expresarse con mayor capacidad sin necesidad de ofender.
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