sábado, 26 de julio de 2014
De profesión, malabarista
Hay jóvenes que lo practican por distracción o curiosidad, otros que lo hacen por necesidad, sin embargo todos forman una comunidad donde conviven y se ayudan.
Se reúnen en el parque México, otros tantos en Ciudad Universitaria, en el Museo del Chopo o en el Faro de Oriente, por mencionar algunos espacios. Aunque hay lugares para aprender cómo sincronizar las manos para lanzar diversos elementos con armonía, la mejor escuela está en la calle, frente a los autos y el tiempo para realizar el malabar es el que marca el semáforo.
Ahí en la calle está el otro circo, el circo urbano, el de cooperación voluntaria, ahí donde cientos de jóvenes salen diariamente, con variadas rutinas para que usted los vea en el crucero.
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