lunes, 27 de abril de 2015

¿Cómo formar a un artista en México?

LA CRÓNICA ¿Cómo se forma un artista? Es la pregunta que responden dos creadores eméritos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca). Manuel Felguérez señala que su principal obligación es “contagiar” lo que sabe a las nuevas generaciones que se interesan en las artes: ser una especie de guía que las alumbre en su desarrollo y sepan que “es una lucha contra sí mismo en la que existe esa inquietud por superarse”.
Mientras que José Solé señala que uno de los papeles que debe realizar es el de la orientación a jóvenes creadores, quienes en su camino suelen repetir aquellas obras que otros hicieron en otra época y considerarlas como una pieza novedosa. “No hay que asustarse de que haya repetición en las creaciones artísticas, pues para los nuevos o para los más jóvenes, representan descubrimientos, porque se van encontrando en el camino. Al respecto, Manuel Felguérez, pintor y escultor, quien en 1988 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes, señala que la enseñanza a las nuevas generaciones es fundamental en su tarea cotidiana. “Yo pienso que la principal obligación de un artista, de un ser humano y de un creador emérito, como me llamaron a mí, es trasmitir a los demás sus conocimientos, y qué mejor forma que a través de la docencia, ese contacto directo con los alumnos para tratar de difundir lo que uno sabe, claro que siempre lo aprovecharán a los que de verdad les interese”, dijo Felguérez. Agregó que la docencia es una actividad que le encanta, y recuerda que durante 30 años fue profesor de la UNAM; sin embargo, dejó las aulas porque no le daba tiempo para continuar con la creación de sus obras y proyectos expositivos en el mundo, así como para el Museo Manuel Felguérez, que cada dos años exhibe su nueva obra en Zacatecas. “Desde antes de la creación de la categoría del emérito, yo era parte del consejo del Fonca y ya después se establece esa categoría y entonces comienzan estos títulos, pero desde antes ya existía una figura similar que también gozaba de un estímulo vitalicio, que mucho se agradecía, y a través de la cual se hacían actividades con los que deseaban dedicarse a las artes”. Señala que entonces era una costumbre que tenía el Fonca de ofrecer pláticas o montar talleres en provincia para los interesados en las diferentes disciplinas con que cuenta el programa; el consejo, al que pertenecía Felguérez, se encargaba de proponer lugares de acuerdo con la demanda de interesados y emprendían los viajes. “Uno se la pasaba de un lado al otro en la provincia y en cada comunidad o pueblo en el que nos instalábamos conocíamos al pintor o al artista local y así comenzábamos la relación; podría decirse que también practicamos un intercambio de conocimientos (…) Yo nunca di talleres, pero sí pláticas porque insisto, siempre creo que a través de la interacción uno puede contagiar algo de su saber a otras personas y si éstas están interesadas, pues el beneficio es mutuo”, detalla Manuel Felguérez. A esta inquietud que tiene por “contagiar” a los demás de ese conocimiento, ya sea en las aulas de clase o a través de las charlas que daba, el pintor le llama una responsabilidad, la cual obedece a una vocación, “pero no sólo es una vocación, es algo a lo que uno le toma cada vez mayor gusto y que sólo se experimenta mediante la práctica; pues es como una droga, llega un momento en que de día o de noche hay que trabajar, si no uno siente que cada día que pasa puede perder la oportunidad de dejar huella”. LA MEJOR ESCUELA. Para Manuel Felguérez un creador vive constantemente en la lucha de superación. Advierte que es una lucha contra sí mismo en la que existe esa inquietud por superarse. “Todo tiene que ver con la capacidad de invención, misma a la que uno se somete, porque no necesitas ser tan creativo, basta con tener rigor y disciplina y entonces las posibilidades llegan a la mente, por ende se descubren cosas nuevas, porque si uno repite sus conceptos a través de sus obras se vuelve artesano de sí mismo y no creador, por eso es una lucha contante”. El conocimiento que un artista deposita en su obra lo lleva a perfeccionarse, pues de acuerdo con Manuel Felguérez, la producción artística educa, puesto que un artista con verdadera vocación no va a necesitar que alguien le diga cómo se hacen las cosas, basta que tenga la intención yla sensibilidad para comenzar con el proceso creativo y a partir de una primera obra comenzará a perfeccionarse en las siguientes. “Yo pienso que para hacer arte, el artista tiene que ver arte de verdad, no en las revistas o fotografías, sino que tiene que viajar, salir a los museos del mundo y nutrirse de las técnicas, los colores, todos los detalles que sólo puede advertir uno cuando está frente a la pinturas o las obras capitales”, explica el pintor. Recuerda que él fue un aprendiz que viajó por Europa, conociendo los grandes museos y las obras que cada uno de ellos resguardan, eso le ayudó a educar su ojo, pues detalla que luego de ver las técnicas corría a conseguir los materiales para intentar copiar la misma y entonces darle un toque personal. A todo esto agrega que el dinero no es un pretexto para viajar, pues recuerda que él se metía a trabajar de mesero “o lo que fuera”, para poder TENER DINERO y viajar, así como para poder conseguir el material con el que iba a trabajar: esa considera que es la mejor escuela. PASIÓN COMO PUNTO DE PARTIDA. José Solé, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008, año en que se integró a las filas de los creadores eméritos del Fonca, considera que al tener esta distinción, uno de los papeles que debe tomarse es el de la orientación a los jóvenes creadores, quienes en su camino suelen repetir aquellas obras que otros hicieron en otra época y considerarlas como una pieza novedosa. “No hay que asustarse de que haya repetición en las creaciones artísticas, pues para los nuevos o para los más jóvenes representan descubrimientos que se van encontrando en el camino, pero más adelante se dan cuenta de que esa obra ya se hizo, entonces el trabajo es a partir de esa base, trabajar con base en sus inquietudes en algo innovador”, opina Solé. El escenógrafo considera esto como una etapa en la formación del creador y que es parte de la evolución como artista; considera que también es válido porque todo joven con interés en emprender una trayectoria, tiene una época de ingenuidad, en la que parece que todo lo que se le ocurre es nuevo, hasta que la misma formación lo lleva a darse cuenta que ya se había hecho antes. Agrega que parte de la evolución y progreso de un artista radica en el ánimo, “y éste se traduce en pasión por lo que se hace, lo cual permite sobresalir, por ejemplo, recuerdo que en mi juventud era mal vista aquella persona que tenía deseos de trabajar en el teatro, y aun así el trabajo de uno y las ganas de progresar y querer dejar huella en lo que le gusta, lleva a romper barreras”. José Solé celebra que el Fonca brinde una oportunidad a los jóvenes creadores de la República Mexicana, a través de los estímulos económicos, para poder desarrollar programas en los que se dé cabida a los nuevos discursos y propuestas artísticas. “El punto de vista del joven es importante, porque son las nuevas visiones y las nuevas posibilidades en las múltiples plataformas expresivas que brinda el arte, por eso a mí me gusta tener contacto con ellos a través de las clases”, señala el creador emérito. Añade que una de las actividades que más le gustan es la docencia, pues a partir de ella puede conocer las inquietudes de los jóvenes y también recuerda cómo él también fue un joven que tuvo inquietudes y agradece a tantas personalidades que le dieron un consejo en algún momento. “Sólo espero que esta distinción le llegue a muchos colegas, amigos y compañeros, cuya calidad en su trabajo es formidable”, expresa José Solé. EMÉRITOS POR DISCIPLINA. Actualmente las disciplinas que cuentan con el mayor número de creadores eméritos son Letras, con 17 creadores eméritos, entre los que se incluyen Fernando del Paso o Sergio Pitol; Artes y tradiciones populares, también con 17, entre los que se encuentran Chico Coronel, Óscar Chávez o Gabriel Vargas; Artes visuales, con 14, entre ellos Graciela Iturbide o Felguérez; y Arquitectura, con seis, entre ellos Francisco Serrano y Fernando González Gortázar. En Composición musical se puede mencionar a Arturo Márquez, Carlos Prieto y Mario Lavista, en Coreografía a Amalia Hernández, Gloria Contreras y Nellie Happee; en Teatro a Vicente Leñero, Alejandro Luna, Luis de Tavira, José Solé y Emilio Carballo; en Medios Audiovisuales están Arturo Ripstein, Felipe Cazals y Jorge Fons, por mencionar a algunos. Desde 1993 se implementó la categoría de Creador emérito en el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), misma que hasta la fecha suma 73 artistas de diferentes disciplinas con este título, entre los cuales aparecen nombres como Teodoro González de León, Francisco Toledo, Arturo Márquez, Luis de Tavira... A diferencia de miembros del sistema nacional de creadores, que recibe un estímulo por tres años, el emérito recibe de por vida 39 mil pesos, de forma mensual, pero su trabajo también está ligado a los procesos de selección del fondo, y a partir de este año en cada comisión de selección de becarios habrá un creador emérito. La intensión es que dichas personalidades estén más vinculadas a los procesos de selección de becarios que se realizan en el Fonca, de tal forma que en las comisiones de selección dentro de cada una de las disciplinas con que cuenta, participará un creador emérito que avale la selección de estímulos a nuevos creadores. Los creadores eméritos se encuentran en todas las disciplinas que contempla el Fonca, donde destaca la de letras, con un total de 17 creadores actualmente, y que en su momento tuvo con este mismo título a escritores como Octavio Paz, Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis. Para lograr obtener esta distinción es necesario contar con una amplia trayectoria en el campo de las artes plásticas, la literatura, artes escénicas, artes visuales, arquitectura, composición musical, coreografía o tradiciones populares. Asimismo, y el requerimiento que de manera automática convierte a un artista del Fonca en creador emérito, es la obtención del Premio Nacional de Ciencias y Artes, que desde 1945 reconoce la trayectoria de la comunidad prominente del mundo de la cultura, la ciencia y la tecnología. En un principio, cuando se instauró la categoría en 1993, el Fonca contaba con 60 creadores ganadores del Premio Nacional de Ciencias y Artes, y a partir de entonces la cifra se fue nutriendo con base en el reconocimiento que el gobierno mexicano hace a los artistas y científicos.

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