domingo, 22 de noviembre de 2015

Los altos costos de la corrupción y los retos ante las nuevas reformas

Por Arlen Jaime Merlos La transparencia, el acceso a la información y la rendición de cuentas constituyen los pilares fundamentales de un gobierno democrático; sin embargo, existe un fenómeno que atenta contra la consolidación del estado de derecho y la rendición de cuentas, y es la corrupción. Tema que en medio de una profunda crisis de confianza en las instituciones, hoy ha rebasado a la inseguridad en la mayoría de las encuestas, como uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el país. Es por ello que diversos especialistas en temas de corrupción, han manifestado su preocupación por los altos costos económicos, sociales y políticos que implica la corrupción para nuestro país. En ese sentido, el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO) presentó en días recientes los resultados del Índice de Competitividad Internacional 2015 denominado “La corrupción en México”; bajo el esquema de que un país competitivo es aquel que resulta atractivo para la inversión y detona oportunidades de desarrollo y prosperidad para sus habitantes. Este Ranking se compone por 131 indicadores, mismos que englobaron el estado en que se encuentra cada uno de los países evaluados, tomando en consideración la transparencia y el acceso de información. En estos resultados, México se ubicó en el lugar 37 de 43 países evaluados y la principal razón es la corrupción; en conclusión, México se encuentra entre los 10 últimos lugares, es decir, entre los países menos competitivos. De acuerdo con el informe “Perspectivas económicas” realizado por el Foro Económico Mundial, es evidente que en América Latina hay poco crecimiento económico, el cual es ocasionado por la desconfianza de las empresas para invertir, debido a los actos de corrupción y violencia de los países latinoamericanos, lo que ocasiona una baja de 5 puntos porcentuales de inversión en aquellos países con mayor corrupción. Es por ello, que debemos entender que la corrupción es un gran lastre para las economías, ya que son innegables los costos que ocasiona. De acuerdo con cifras del Banco Mundial, anualmente la corrupción cuesta 3.6 trillones de dólares. En tanto, el Banco de México señaló que en 2015, la corrupción le costó a México el equivalente al 9 % del PIB, es decir, 1 billón 602 mil 986 millones 130 mil pesos. Razón por la cual, entendemos que la corrupción es el principal enemigo para el desarrollo económico de nuestro país, es evidente que los costos son un gran obstáculo a la productividad, a la competitividad, a la inversión, y al crecimiento económico. Actualmente, nos encontramos en un momento crucial de reformas en materia de transparencia; el pasado jueves el Senado de la República aprobó la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información, minuta que ahora se turnó a la Cámara de Diputados para su aprobación. Por lo cual, la sociedad tiene la oportunidad de debatir sobre el tema pero sobre todo de exigir la consolidación de un Sistema Nacional de Transparencia y un Sistema Nacional Anticorrupción que sean eficaces y que garanticen tanto el acceso a la información pública, como un verdadero ejercicio de rendición de cuentas.

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