viernes, 28 de julio de 2017
Debido al abandono familiar, los adultos mayores mueren de tristeza
En la Ciudad de México, la Asamblea Legislativa aprobó, por unanimidad, considerar como delito abandonar o maltratar a los adultos mayores y a las personas con discapacidad.
Con esta nueva disposición, se castigará con hasta tres años de cárcel o más, en caso de agravantes como maltrato físico.
La Secretaría de Salud dio a conocer que en 2015 contabilizaron 200 adultos mayores abandonados por sus familiares en hospitales de la Ciudad de México.
Carmen Suárez de 63 años de edad relató: “Yo llegué porque trabajaba en una casa planchando ropa y me caí, me pegué, lo dejé a la desidia, me empezaron los dolores de piernas, yo crecí solita, trabajando”.
Carmen vive en un albergue en la Ciudad de México desde hace dos años, es originaria de Querétaro, desde niña trabajó como empleada doméstica y vivió en la casa de sus patrones. Ahora, enferma y sin familia, la beneficencia pública fue su única opción.
Judith Martínez Galeana, directora del Albergue Villa Mujeres resaltó: “Todas ellas están abandonadas por la familia, por los hijos, por los amigos, incluso, se quedan sin ninguna red social de apoyo, obviamente no tienen otra opción que la calle, al llegar a la calle se enfrentan a la violencia, a cuestiones de salud mental y muchas de ellas ya no pueden caminar”.
“Una gran parte de nuestros adultos mayores, aun analfabetas, conceden sus bienes bajo engaños de ‘fírmele aquí’, eso se vive mucho más en comunidades rurales”, indicó Lourdes Griselda Pardavell, psicóloga del Instituto Nacional para Adultos Mayores (INAPAM).
En México, tres de cada cinco adultos mayores sufren maltrato, violencia o discriminación.
Según estadísticas del Instituto Nacional de Nutrición, los indicadores muestran que éstos abusos son cometidos principalmente por los familiares, a pesar de esto, sólo 17 de las 32 entidades del país tiene legislación para proteger a los adultos mayores.
Luis Alberto Salazar, un ex- empleado de asilo comentó:“Yo trabajé en un asilo, los viejitos se mueren de tristeza porque los familiares no los iban a ver, moralmente están desechos, ya nada más vivir por vivir”.
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