• En el Estado de Emergencia Sanitaria Nacional, a cual más pretende surgir y resurgir de “entre las cenizas como alma de la caridad”, en una eventualidad que en verdad preocupa por sus secuelas.
Por Mario Ruiz HernándezVALLE DE MÉXICO., a 2 de abril del 2020.- En la emergencia sanitaria que se vive en el país por la pandemia del Covid-19, sin duda, prevalece una alta preocupación derivado de su desenlace.
Por el momento, existe una relativa atención de parte de la ciudadanía con respecto a las medidas de prevención que sistemáticamente los gobiernos federal, estatal y municipal, nos dan cuenta.
Sin embargo y en este Estado de Emergencia Sanitaria Nacional, que entró en operación hace unos días, en contraste observamos entre otras raras cosas, el claro oportunismo político, de un sinnúmero de figuras públicas.
Asimismo, de colectivos Ciudadanos, asociaciones civiles y agrupaciones sociales quizá y en la coyuntura que no debería serlo, aprovechar las circunstancias para salir de “almas de la caridad”.
En ese orden, y cuando en verdad realmente se requiere de la solidaridad y apoyo de tanta gente para resolver situaciones comunes y/o de la comunidad, el aplazamiento es bárbaro.
Con relación a esas instancias de gobierno más cercanos a la sociedad, como el municipal, qué decir de los alcaldes y ediles que al parecer andan en total campaña entregado una serie de cosas.
De igual manera, dirigentes, ex dirigentes, que hasta dispusieron de algunos puntos de venta para el gel antibacterial, otros logrando donativos en especie de cubrebocas y guantes a proporcionar.
En los escenarios tan contrastantes incluso en el que aún hay personas que todavía a estas alturas “ni se la creen de la Pandemia del Coronavirus”, el protagonismo político es aterrador y hasta perverso.
Reflexionar en que el mundo ha quedado aislado en sí mismo. Los efectos del coronavirus cuestionan la globalización obligando a replantear el modelo económico entre diversos análisis de la pandemia.
En otro sentido, lo que pareciera ser una era apocalíptica y de evidentes cambios, contrasta y que NO tendría razón, en ciertos casos en una actitud paranoica o catastrófica.
El Covid-19 es un virus demasiado contagioso, pero también de alarmantes niveles de inacción, que debe ser atendido, al tiempo de obviar su propagación para no entrar en todo tipo de colapso.
El desafío, que ahora enfrentamos es a grandes grupos de transmisión comunitaria él no es si pueden hacerlo, sino que la gente lo haga-y pensarla dos veces el encontrarse en lugares paradisíacos-en la playas-
Bajo esa lógica, resulta excelso “El Quédate en Casa”, “El Cuidar La Sana Distancia”, y atender las medidas que las Autoridades Especializadas en Salud comuniquen.
Lo anterior y es en serio, precedentemente de pretender “sacar raja política”, el buscar el autoelogio, en formularios o videos, digo en lo local, atendiendo solamente los lineamientos de prevención.
En realidad no hay más, más que las directrices, debido a que las autoridades facultadas son las de Salud en su primer instancia-Gobierno Federal-lo demás es contribuir a difundir las medidas sanitarias.
Igualmente, el apoyar con lo necesario e instrumentando acciones que contribuyan a una mayor transmisión del Covid-19, sin eso-el oportunismo político y de quien sea-
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