lunes, 14 de abril de 2014

¿POR QUÉ QUIERO SER CATALÁN? PUES, PORQUE NO QUIERO SER ESPAÑOL...

"Mi nacimiento se registró en español, mi defunción se escribirá en catalán". Introducción:
Las personas que toman el duro y difícil camino de la emigración, también llegan a conquistar algunas ventajas, una de ellas es la posibilidad de elegir cuál es su identidad. Puede ser una prolongación de lo que eran en su país de origen, o bien, si se transforma en algunas de las versiones de identidad del lugar donde han ido a parar. En el caso de la emigración hacia los Países Catalanes, tenemos tres grandes opciones para elegir: a) Definirnos cómo lo que nos imponen las leyes de la monarquía, es decir, ser lo que anuncia el documento que llevas encima: un súbdito español. b) No definir y hacer como si el tema no nos incumbe. c) Definirnos y adherirnos al proyecto histórico del pueblo al que nos hemos incorporado voluntariamente. La población catalana, algo desquiciada por la situación colonial en que vive, desde hacen casi trescientos años, con miedo hacia la inmigración, deberá entender que nosotros, los inmigrantes, hombres y mujeres que hemos decidido ser de esta tierra y participar de esta sociedad, representamos una oportunidad única para definir hacia donde irá el futuro de Cataluña. España, debido a su "delicadeza" para tratar a los recién llegados (especialmente en los aeropuertos) y gracias a su política de inmigración, tiene todos los números para recibir el rechazo de los recién llegados no bienvenidos. Los pueblos oprimidos por el estado español tendrán la oportunidad de incorporar la inmigración a su proyecto. ¿Qué hay que hacer para que esto ocurra? Que nos tengan en cuenta como personas y, también, nuestras necesidades. Esta es la opción que he tomado como resultado de mi migración y por la experiencia adquirida durante mis años en Cataluña. Por eso yo digo: NO QUIERO SER ESPAÑOL. Soy un migrante, lo empecé a ser al partir de la Argentina el 3 de octubre de 1989, ya que en mi tierra no veía ninguna posibilidad de salir adelante con mi familia. Por esos años, la situación del país de Gardel y Messi era de crisis total: la hiperinflación alcanzaba el 1,200% anual, la gente, desesperada, asaltaba los supermercados para encontrar alimentos, y el caos era aprovechado por todo tipo de delincuentes, especialmente los delincuentes vestidos de uniforme. Tomamos la decisión de marchar a Barcelona donde vivían, desde hacía diez años, mi madre y mis hermanos. Ahora, pasado el tiempo, puedo ver la trascendencia de aquel viaje con Carmen, la madre de mis hijos, Nicolás, de un año y Santiago, de tan sólo un par meses. Había empezado a ser migrante. Y lo seré toda la vida. Y mis hijos, incluso, la Lucia Marina, nacida en Barcelona en 2007, también tendrá la vida marcada por la decisión, de sus progenitores, de ser migrantes. Llegamos en 1989, en 1991 se terminó mi condición de transeúnte y obtuve los papeles y un trabajo. Me había establecido en Cataluña, que ahora es mi lugar en el mundo. LA IDENTIDAD Además del aprendizaje de mi condición de migrante en la Barcelona de finales de los noventa, empezaba a ver cómo es eso de ser argentino fuera de la Argentina. Poco a poco, iba aprendiendo cosas de mi propio país, necesitaba explicar a mis vecinos qué era eso de la Argentina, la tierra que añoro cada día. Era, y es, difícil hacer entender a la gente de aquí, cómo es posible que un país tan rico como el mío, podía llegar a una crisis tan grave que acabaría echando dos millones de ciudadanos y convirtiéndolos en emigrantes expulsados ​​por la miseria, por la represión y por la angustia que representa que cada día, cada mañana, sea un futuro más incierto, esto en un país que tiene la capacidad de ser el proveedor de alimentos de 600 millones de seres humanos. Ahora, tantos años después de mi salida de "San Nicolás de los Arroyos", en la Provincia de Buenos Aires, he llegado a la conclusión de que soy mejor argentino que el que era cuando salí. No mejor que nadie, pero mejor que yo mismo y más argentino: "SOY ARGENTINO HASTA LA MUERTE", es una frase que a mí me sirve. Es decir, que soy argentino y soy un inmigrado. Y también soy catalán, pero no de cualquier manera. Lo soy porque no quiero ser español. Tengo una triple identidad esencial. Esta decisión, de no ser español, se la toman muy mal muchas personas que se consideran españoles. Lo siento por ellos, pero es mi decisión, es una decisión individual y subjetiva, pero razonable y que ahora trataré de justificar. Ahora bien, quiero dejar claro y catalán, que esta decisión no tiene nada que ver con la gente llana que, ya sea en Cataluña o en el resto del estado español se considera española. Para esta gente tengo el máximo de los respeto, incluso por aquellos que me atacan. Ellos tienen el derecho de considerarse españoles, tanto como yo lo tengo de considerarme argentino, emigrante y catalán. Y, ya que hablamos de derechos, aprovecho para aclarar que si llevo un documento del estado español que me define jurídicamente como súbdito del reino de España con nacionalidad española, es por imperativo legal, exclusivamente. EL DESTINO DE LA EMIGRANTE Una vez has decidido marchar ya no pararás nunca de tomar decisiones, ya nunca volverás a ser el mismo. Una vez alcanzados los malditos papeles, con el pasaporte español ya podía plantearme vivir en cualquier país de la UE, y me pregunté si me convenía más Madrid o Bruselas, por la sencilla razón de tener amigos. No fui a Bruselas, pero en Madrid sí. Con las primeras 24 horas, tuve suficiente. Y decidí (otra vez) que me quedaba en Barcelona. Para empezar, leía algo en catalán e iba aprendiendo poco a poco. Conocí Pla leyendo su biografía de Rossinyol, también Lluis Llach, quien me hablaba desde una nube muy alta, mis hijos me hablaban mezclando argentino con catalán... Fui aprendiendo a expresarme en el idioma que de joven conocí en las letras de Serrat. Tengo facilidad para las lenguas y no me costó mucho. La primera vez que hablé en catalán fue en una asamblea previa a la huelga general del año 1992. Una señora mayor, del barrio de Santa Caterina, me preguntó en catalán, los motivos de la huelga, con una voz suave, con una actitud un poco inocente y que yo no podía responder en castellano. Y me lancé. Y me felicitaron. Me sonrojé y, al mismo tiempo, me sentí satisfecho. Otro día, en la Via Laietana, cerca de Correos, una pareja de turistas con dos criaturas, indudablemente británicos por la calidad de su inglés, me preguntaron dónde estaba la catedral. Yo estaba con un amigo catalán y hablábamos en catalán. Los respondí en inglés y como íbamos hacia arriba los acompañamos. Pregunté a la chica, quien tendría unos 13 o 15 años, estilo "Spice girls", de donde eran, y me dijo: de Irlanda. Y yo: Aaaah!, Que bien, qué suerte que no sois ingleses, porque aún tenemos que echarlos de las Islas Malvinas. Me miraron extrañados y les dije: es que soy argentino. Creíamos que eras de aquí, me dijo la madre. Si que es catalán respondió mi amigo. Y yo lo miré y le respondí: "Yo soy argentino, che, Déjate de joder". Llegamos a Fomento, ellos giraron hacia la Catedral y nosotros seguimos hacia Urquinaona. No recuerdo de qué hablábamos, porque aquel incidente era lo único que yo tenía en la cabeza, la serenidad me había abandonado desde el momento en que escuché la frase de mi amigo. Al cabo de unos días, llamé a mi amigo para decirle: "soy argentino" y soy catalán. Él se quedó si decir palabra, ya que no le había prestado la más mínima atención a la situación. Tiempo después, fui afinando más la definición: "soy argentino", inmigrante y catalán, llevo documentación española por imperativo legal. PORQUE NO QUIERO SER ESPAÑOL. Un emigrante decide dónde poner su proyecto personal. Esta es la marca esencial que lo diferenciara del resto de los seres humanos pues el decidió arrancar su proyecto personal de allí donde lo habían parido. Si yo hubiera ido a parar a Alemania o a París, no habría tenido demasiados problemas, para determinar mi identidad, sería una cuestión social e ideológica. Pero, también serían opciones francesas o alemanas, excepto si hubiera llegado a Euskadi Norte o Cataluña Norte. En la medida que yo conocía la realidad del estado español y la de Cataluña, no podía dejar de comparar. De modo que, al ser coherente con mi personalidad no podía dejar de definirme. Lo he hecho toda la vida. Y me definí como catalán. En la siguiente lista de frases, limitadas y esquemáticas, relataré algunas de las razones por las que no sirve a mi proyecto personal el proyecto histórico llamado España. ¿QUÉ ES ESPAÑA PARA MI?: España es lo que queda de los reinos heredados de los Habsburgo (y Borbones!). No es una nación sino un patrimonio real con el apoyo de los grandes, la gran banca, el ejército y la fiel y aliada jerarquía católica española. Estos nunca escucharon al pueblo, sino que se impusieron con violencia y manipulaciones. Y siguen haciendo lo mismo, pero más sofisticadamente, valiéndose del control de los medios de comunicación, con la inestimable ayuda de los bancos y otros poderosos intereses. España es un reino, con un jefe de estado que ni siquiera está legitimado por el derecho dinástico, pues Juan Carlos 1 º reina por imposición del dictador y por la aceptación espuria de los partidos de la transacción (no transición), interesados ​​en mantener la amenaza de la derecha para controlar los movimientos sociales, con la inestimable ayuda de stalinistas, socialdemócratas y burgueses. España es la Inquisición y la destrucción de las culturas precolombinas. España es el nacimiento del colonialismo. España es el único estado del mundo donde triunfó el fascismo, un fascismo que se mantuvo con la dictadura franquista y que se recicló en estas instituciones tuteladas por la monarquía. España es Aznar y el trío de las Azores, España es R. Rato dirigiendo la archienemigo de todos los pueblos: el FMI, es la caverna de fascistas del PP, desde Fraga en Galicia, pasando por Gallardón, con la inefable Ana Botella y la Espe, hasta Jaume Camps de Valencia . España son los socioslistosdelscapitalistas, como González, padre de la transacción que garantizó la continuidad del régimen de la dictadura, para asegurar la impunidad de los criminales y represores franquistas que estaban dispuestos a gestionar el alcantarillado del estado, canalizando la guerra sucia del Gal contra Euskal Herria. España es "RENFE" de cercanías, es correos, es la guardia civil y la policía nacional, es la delegación del gobierno donde se hacen los trámites de extranjería. España es la COPE. y el Sr. Losantos, es Marbella y los chorizos de la jet-set ibérica, es la Pantoja, quien continúa recibiendo el "cariño epañó", es K. Matamoros, es Telecinco, es "el ABC y el Mundo". España es, para mí, Madrid, una ciudad donde el mayor estadio de fútbol lleva el nombre de un represor y verdugo: Bernabéu. España es quien otorga un premio a un escritor, el Sr. Cela, quien dejó en su casa el garrote vil con el que Franco murió matando. España es un lugar donde la tortura y matanza cruel de animales, especialmente los toros, en un ritual al que se le llama arte. En Catalunya ya no, precisamente, porque no es España, precisamente por estas cosas me gusta ser catalán. España es un estado donde la mitad de las viviendas tienen 14 días de ocupación al año y donde miles de jóvenes, familias e inmigrantes no podrán acceder a una casa en su p ... vida. Y si acceden, pueden ser desahuciados y condenados a una deuda eterna. España es, para mí, Repsol, la empresa que robó el petróleo de mi país, en una alianza delictiva con los políticos y sindicalistas corruptos de la Argentina, ahora en parcial retirada. España es Gas Natural, que se robó el subsuelo de la Patagonia, es Telefónica, que se quedó con Entel, la empresa de telefonía pública de mi país, es Iberia, es Marsans, quien se quedó con "Aerolíneas Argentinas" y con las rutas de América latina, del ahora encarcelado Diaz Ferran, ex presidente de la patronal española. España es F. González, quien entregó un crédito de mil millones de euros al presidente De La Rúa el mismo día en que este presidente argentino establecía el estado de sitio y ordenaba a la policía disparar a matar en los calles de Buenos Aires, en diciembre de 2001, para ahogar en sangre la revuelta contra el corralito. España es un estado que ha firmado convenios de emigraciones con la República Argentina, basados ​​en la RECIPROCIDAD, convenios que definen que todos los derechos y deberes reconocidos por las leyes argentinas a los españoles, deben ser válidos también para los argentinos en España. Los turistas españoles pueden entrar en Argentina sólo rellenando un formulario. Los turistas argentinos somos tratados como delincuentes en los aeropuertos y fronteras. Los familiares de españoles que visitan a sus parientes en Argentina, pueden permanecer sin restricciones de tiempo. Los familiares de argentinos que visitan los parientes en España necesitan una carta de invitación policial y un montón de requisitos y, aun así, muy a menudo son rechazados, maltratados y vejados por la policía de fronteras. Y así podríamos seguir explicando los agravios e injusticias vinculados a la inmigración. Está claro que cuando convenía a los españoles marchar a Argentina para no morir de hambre, todos los convenios eran firmados y cumplidos. Ahora que nosotros venimos, huyendo de la miseria, somos recibidos como delincuentes. España es el estado que con su política de extranjería garantiza, por la fuerza de la ley, la DESIGUALDAD entre las personas, por su origen, se trata de una política que causa miles de muertes al estrecho y el Atlántico. Es un estado que aún mantiene colonias en África (Ceuta y Melilla) y que en los últimos años se creyeron que eran la novena economía del mundo, aunque la competitividad de su economía no paraba de retroceder. España, que expulsó a sus súbditos hambrientos, enviándolos todo el mundo, ahora se erige en el portero maleducado e inhumano ante los emigrantes hambrientos de todo el mundo. España es el maldito decreto de Nueva Planta y la conquista de Cataluña, Valencia, Baleares etc. España es la inquisición, el garrote vil y Torquemada. España es un estado con cuatro lenguas cooficiales, como una coartada para continuar imponiendo el castellano. Aquí se pueden encarcelar personas por delitos de opinión, como los detenidos de los periódicos vascos, quienes, al fin y al cabo, ya han sido liberados sin cargos. España es la clase dirigente de Salamanca, quien arguye el derecho de conquista y botín de guerra, frente a los reclamos de los Archivos de Cataluña, secuestrados por la dictadura. España es, para mí, un proyecto caducado, en el que nunca pondría mi proyecto personal. España es un estado que gestiona una sociedad cada vez más inculta, pero con más coches y más viviendas de segunda residencia. Y quieren que sea español? Pues, no gracias. Prefiero ser argentino, emigrante y catalán. Aquellos que se sienten españoles, tienen todo el derecho a serlo y los respetaré. Y lo siento, pero os digo: no, gracias, no me sirve este legado histórico ni el proyecto que lo representa. Claro que alguien puede decir que España es mucho más que todo esto que describo con mi mirada y que tengo una mirada sesgada. Sí, mi mirada es subjetiva, y es mía. Se trata de la mirada que me sirve a mí, como individuo, y es mi elección. La cultura y las aportaciones de la población española son muchas y trascendentes, sin duda, empezando por el tesoro de la cultura humana que es la lengua castellana. Pero, ahora y aquí, eso a mí no me suma nada, ni Cervantes, a quien ya conocía por la educación pública argentina, ni Goya, quien, por cierto, era aragonés, ni tampoco Picasso, quien era andaluz e hizo su carrera en Cataluña, ni mucho menos Lorca, asesinado por los mismos que ahora gobiernan en Madrid, ni me sirve Colón, precursor del colonialismo... En fin, que el proyecto histórico, la identidad y la cultura española, no la quiero, y por encima de todo, haré todo lo que esté en mis humildes manos y posibilidades porque mi hija no se vea obligada a ser una súbdita de un rey. EPÍLOGO PERSONAL: El proyecto histórico de Cataluña es el mío, es el que he adoptado y el que quiero dejar a mis hijos, es lo que me sirve para decidir cada día como vivo, hacia dónde va de mi vida. Y será un futuro escrito en catalán. No es poca cosa, poder decidir esto, puesto que no saldré con vida de este mundo. Ser catalán será mi forma de pasar por esta vida. Cataluña es mi lugar, es donde he llegado. Argentina, siempre querida, es el lugar del que salí, donde comenzó este viaje que yo decido finalizar a orillas del Mediterráneo, entre Salsas y Guardamar, entre Fraga y Maó. Mi nacimiento se registró en español, mi fallecimiento se escribirá en catalán. Diego Arcos.

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