miércoles, 28 de mayo de 2014
La Camacho villana del PPC
"Yo no quiero que mi hijo pueda vivir en una sociedad en la que no hay libertad, en la que no hay pluralidad".
Salvador Ferrer i Paradeda.
Leí unas declaraciones de la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, en las cuales dice: "Yo no quiero que mi hijo pueda vivir en una sociedad en la que no hay libertad, en la que no hay pluralidad". Después de ello me quedé pensando que tal vez vive en un mundo distante y lejos de la realidad, además de que las pocas hormonas cerebrales que tiene no le deben funcionar…. Esa mujer tiene cierto descalabro mental y un odio perverso y un desconocimiento de la tierra que le vio nacer y crecer… aunque espero no la vea morir (dicho esto, le deseo largos años de vida).
(el antes y el después de una participación política loable, firme y llena de operaciones.... quirúrgicas, claro.)
Su partido ha sembrado odio visceral, engañado por completo a los electores, manipulando cifras y conveniencias, cobrando dinero público no declarado, recortando todo lo recortable, vendiéndose al Banco mundial y al Foro monetario, desahuciando a todo aquel a quienes quitaron el trabajo, prohibiendo lo que la constitución –su constitución- tenía como aceptado, colocando a su gente en puestos donde los salarios son escandalosos a tenor de lo que hacen, repudiando a cualquier persona que no piense como ellos, en definitiva; malbaratando un país y a todo un pueblo.
Ahora con sus declaraciones quiere “recompensar” sus limitaciones y la poca dignidad que debe quedarle, no me queda otra que replicarle: “Señora Camacho, márchese, vaya en busca de un lugar donde encuentre lo que tanto busca, déle a su hijo lo que deba darle –además de un padre- (puesto que usted, grita al viento los pecados ajenos y no reconoce los propios) tómese de la mano con sus amigos fraternales… deje a Catalunya con sus decisiones, no malbarate un discurso cansino, gastado e inútil. Váyase ya y calle, porque callada está mejor, además de evitar decir estupideces…”
A veces esos políticos nacidos de un error, llenan de palabras y palabras a quien quiera escucharles, a cambio de recibir… un descalabro y un ¡¡¡olé!!!, pobrecita la Camacho que apenas está empezando a descubrir que fuera de su círculo hay algo más y mucho mejor de lo que nos pueda ofrecer.
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