sábado, 7 de junio de 2014

Familiares de Oswaldo, niño muerto en la escuela de Jilotepec, presentarán queja ante CNDH

Dennis A. García en Toluca | La Crónica.
Justicia. Padres de Oswaldo acusan a la directora por no evitar el acoso a su hijo. Ana Rosa Romero y José Joaquín Correa, padres de Oswaldo Joaquín Correa Romero, el menor de 11 años de edad que murió en su escuela víctima de bullying el 27 de agosto de 2012, presentarán una queja la próxima semana ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por que la Procuraduría General de Justicia de Estado de México se deshizo de la prueba principal (el corazón de su hijo) con la que ellos podían demostrar que su hijo no murió de un infarto como dicen las autoridades. Asimismo, la queja va en contra de la directora Angélica Teresa Barrales, y los maestros Habacuc Trejo Maldonado y Norma Montiel Anaya, de la escuela primaria Isidro Fabela, ubicada en el municipio de Jilotepec, por no haber actuado para evitar que su hijo fuera víctima de acoso escolar. A un año nueve meses de la muerte del niño Oswaldo, ninguno de los profesores ha sido sancionado por la Secretaría de Educación estatal, y tampoco penalmente aun y cuando –asegura Ana Rosa- han mentido en sus declaraciones. En entrevista para Crónica, los padres de Oswaldo dan cuenta de las inconsistencias y en la falsedad de testimonios en los que han incurrido las autoridades de la primaria. “El maestro de educación física declara que mi hijo no aguantó el ejercicio. Que tenían 10 minutos de haber iniciado la clase y que después le pidió permiso de ir al baño. Vio pálido a Oswaldo. Luego vio a un niño gordito salir del baño corriendo… Mi hijo hacía ejercicio, tenía clases de natación, no me pueden decir que estaba mal del corazón”, explica la madre. Por otra parte -continúa- la profesora Norma Montiel declaró haber acompañado a mi hijo al baño, que lo esperó 10 minutos afuera y que no entró porque era baño de hombres. Después vio salir a un niño gordito gritando. “Y la directora Angélica Barrales, mencionó que la maestra Montiel, unos minutos antes fue a la dirección a entregarle unos papeles…la directora y la maestra no me dieron la cara porque saben qué fue lo que pasó y que su actitud fue asquerosa”, enfatiza Ana. Durante la charla, los padres del niño aseguran que los maestros no actuaron de manera oportuna y que tardaron en llevar a su hijo al hospital. “Mientras mi hijo estaba tirado en el baño, los maestros se organizaban para saber cómo lo solucionaban. Al ISSEMyM mi hijo llegó 20 minutos después muerto…Por qué tardaron tanto si la distancia entre el la escuela y el ISSEMyM son cinco minutos, no más”, comenta. Con la voz entrecortada Ana sostiene que la directora del plantel juntó dinero para dárselo al Ministerio Público para alterar todo y no hacer responsables a los maestros de la muerte de su hijo. —¿Hasta dónde van a parar? –Se le pregunta. —-Hasta que reconozcan que a mi hijo lo mataron. Los niños lo hicieron con dolo. Las autoridades educativas saben lo que sucede en las escuelas, pero no hacen nada.

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