martes, 2 de septiembre de 2014

La opinión de ...Salvador Ferrer i Paradeda (AGRESIVIDAD; VIOLENCIA O AUTODEFENSA.)

AGRESIVIDAD; VIOLENCIA O AUTODEFENSA.
Salvador Ferrer i Parededa. El ser humano es agresivo. Exceptuando algunos roedores, ningún otro animal vertebrado mata con tanta frecuencia a miembros de su propia especie. Ni la psicología, ni la fisiología, ni la etología, ni la filosofía se ponen de acuerdo respecto a si la agresividad es un fenómeno innato, instintivo o una conducta aprendida. Hay teorías que podrían parecer contundentemente decisivas en las dos direcciones. Los conocimientos actuales nos inclinan a pensar que sobre una base instintiva, innata, hay un aprendizaje adquirido a lo largo de la vida y arraigado en los comportamientos sociales. Uno de los mecanismos que provocan agresión es la frustración. Cuando uno siente el impedimento de un gozo esperado o la privación concreta de un deseo, siente agredida su persona y, la capacidad de comportarse de forma agresiva aumenta. Hay que considerar que tenemos tendencia a construir una sociedad en la cual son muchas las expectativas a que se pueden aspirar y para muchos, las ilusiones y las esperanzas están condenadas al incumplimiento. Un colectivo de personas con un elevado nivel de frustración es mucho más propenso a los comportamientos agresivos. Desde la etología, se han formulado teorías en las cuales se considera a la agresividad como una necesidad de la persona para hacer frente a la vida. Para sobrevivir hace falta un cierto nivel de agresión, para conseguir imponerse a los demás en la competencia y defenderse delante de las agresiones que se puedan sufrir. Lorenz, en su libro, "Lagressivitat, un pretes mal", apostaba por una agresividad necesaria contando con la aceptación de un contexto social agresivo. Si el entorno nos agrede, hay que tener capacidad de defensa. Habrá que saber pero, si hay alguna posibilidad de conseguir modificar la situación. La llamada "Psicología social", sería la ciencia que nos daría la respuesta a una situación que está considerada la raíz colectiva. Elliot Aronson, uno de los Psicólogos sociales más prestigiosos, formula un planteamiento que no contradice la propuesta de Lorenz, ya que admite que es necesario un cierto nivel de capacidad agresora para el desarrollo y el equilibrio personal. En cambio, considera necesario intentar reducir el nivel de violencia de la sociedad. Para conseguirlo, nos propone la utilización de la razón, el castigo a los modelos agresivos y la presencia de modelos no agresivos. El desarrollo de su propuesta no pasa de ser una buena intención utópica, pero es una respuesta que ha sido oída por la Asociación de Psicología Americana y tiene la posibilidad de arraigar en las conciencias de aquellos que pueden incidir en las conductas sociales. Una humanidad que cuando hace una compilación de su historia, recorre a enumerar las guerras que se han hecho, es una humanidad condenada a vivir enfrentándose repetidamente. Casi a finales del siglo XX, asistimos a una saturación informativa que nos permite ver repetidas situaciones de violencia humana sin que se perturbe la conciencia. La fotografía en un periódico de la cabeza de un negro cortada en redondo sobre el mal conservado asfalto de una carretera africana, puede ser contemplada con la misma indiferencia que cualquier otra imagen. Los telenoticias nos dan motivo para sorprendernos casi diariamente y no lo sentimos. Nos hemos acostumbrado a convivir con indiferencia respecto a la violencia. Y éste no es el camino para erradicarla. Por lo menos haría falta mantener una cierta capacidad de indignación.

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