martes, 2 de septiembre de 2014
Neurocientíficos descubren diferencia entre la memoria y la imaginación
LA IMAGINACIÓN Y LA MEMORIA SE ENTRELAZAN EN EL ORIGEN DEL PENSAMIENTO, PERO UN NUEVO ESTUDIO HA NOTADO SUTILES DIFERENCIAS PARA ESTAS FACULTADES COGNITIVAS, POR PRIMERA VEZ UBICANDO EL LUGAR EN EL CEREBRO DONDE LA IMAGINACIÓN OCURRE.
PIJAMASURF -
La memoria y la imaginación tienen una estrecha relación en el pensamiento humano como las dos funciones más elevadas de la mente. Muchas veces estas dos facultades se han confundido, no sin razones: muchos han creído que la imaginación es sólo otro aspecto de la memoria. En este sentido, un estudio realizado con personas amnésicas mostró que su capacidad de realizar una ejercicio de imaginarse en una serie de situaciones y lugares se vio comprometida; lo cual resulta lógico ya que sin memoria no tenemos la materia prima, la cosa mentale, para completar un escenario imaginario.
Por otro lado, con cierta ironía, se ha comentado que en realidad la memoria es una forma de imaginación, ya que al recordar recreamos lo que vivimos a veces hasta el punto de almacenar recuerdos completamente falsos, y ciertamente cada vez que llevamos a la mente un recuerdo, que lo imaginamos, lo hacemos otro, incluso al nivel del cableado sináptico. Siempre al procesar información y almacenarla interviene la observación que altera lo observado.
Hasta hace poco se creía que la memoria y la imaginación eran procesadas por la misma parte del cerebro y formaban una misma tarea cognitiva, pero un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Brigham Young, ha descubierto que la parte del cerebro donde ocurre la imaginación es funcionalmente distinta de un proceso relacionado como la memoria. El estudio observó la actividad cerebral de personas recordando experiencias específicas y colocándose en situaciones novedosas bajo resonancias magnéticas.
Según Stefania Ashby, quien propuso el estudio, el interés era determinar si “la imaginación es sólo tomar memorias pasadas y combinarlas de manera diferente para formar algo que nunca se ha experimentado”.
Observando las resonancias magnéticas de sujetos haciendo tareas de memoria o de imaginación, se pudo determinar que si bien ambas funciones ocurren en áreas cercanas en los centros profundos del cerebro, existen importantes variaciones en la regiones del hipocampo que se activan. El hipocampo parece distinguir entre el acto de recordar el pasado y el de imaginar el futuro; en el caso de la imaginación se activan las regiones frontales, y, en el caso de la recordación, el área del parahipocampo y la región del cíngulo.
Históricamente la memoria y la imaginación han sido consideradas como las facultades mentales más altas. La importancia de la memoria puede apreciarse en que la diosa Mnemósine, personificación de la memoria, es la madre de las musas y a través de ellas es que podemos hablar e inspirarnos, según la mitología griega. Platón consideraba a la memoria como una cualidad divina: el conocimiento mismo no era más que el recuerdo, el registro activado de las ideas o formas con las que se creó el mundo.
La imaginación –diferenciada de la fantasía–, por su parte, fue considerada como un órgano de percepción capaz de acceder a los mundos sutiles, al reino celestial, y como tal participa de la divinidad, según la filosofía neoplatónica.
Según John Holland, padre de los algoritmos genéticos, “la verdadera esencia de una ventaja competitiva, sea en el ajedrez o en la actividad económica, es el descubrimiento y la ejecución de jugadas en un escenario ficticio”. Si bien existe cierta diferencia, queda claro también que la imaginación se alimenta de la memoria, y poder acceder de manera diáfana a recursos mnemónicos aumenta la capacidad de imaginar y simular escenarios útiles.
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