martes, 8 de septiembre de 2015
Historia conmovedora: Lo dejó todo para cambiar la vida de miles de jóvenes africanos
RT El padre salesiano Alfredo Roca comenzó una nueva vida cuando con 53 años llegó a Etiopía para formar a seminaristas, pero se dedicó a educar a los jóvenes que se encontraban en situación de pobreza. El misionero lleva ya casi 30 años ayudando a los más pobres a conseguir un futuro mejor y no puede salir a la calle sin que se le acerque alguien para agradecerle.
Alfredo Roca quería ser misionero desde que era un novicio de 16 años. "Escuchaba las experiencias de otros sacerdotes que volvían de India o de América Latina y me entusiasmaba, pero nunca me mandaron", dice Roca en una entrevista para 'El País'.
El sacerdote salesiano tuvo una "carrera eclesiástica meteórica": estudió en Barcelona, Roma y Londres, y a los 31 años ya obtuvo el cargo de director de una casa de formación de jóvenes salesianos y fue nombrado superior provincial de Cataluña, Huesca, Baleares y Andorra, y como tal empezó a fundar comunidades salesianas allí.
Solo después de la muerte de sus padres en el año 1982, Alfredo Roca se sintió "libre para poder ofrecerse oficialmente para ir a las misiones". En 1987, el padre llegó a Etiopía, que se encontraba en plena guerra, para formar a seminaristas. La pobreza era extrema en el país, la gente sufría de hambre. Pronto el padre Roca decidió dedicarse a la educación y a la labor social para ayudar a los niños y adolescentes.
El misionero estableció un programa de apadrinamiento de niños que se mantiene ya desde hace 25 años y por el que han pasado 1.000 jóvenes. "Como no podíamos tener una escuela, que es muy empeñativa, hicimos un centro juvenil con actividades de tiempo libre, educativas y de ocio. Y también una biblioteca pública", dice Alfredo Roca.
Además, el padre Roca consiguió construir una colonia de 40 casas, que fue nombrada 'Colonia España', donde viven los más vulnerables: viudas, enfermos, madres solteras.
"Hay una frase en los evangelios que dice que hay más alegría en dar que en recibir. Yo estoy muy convencido de eso; el poder hacer un poco de bien a esta gente te da mucha más alegría", dice Alfredo Roca añadiendo: "la segunda idea que me ayuda bastante a vivir es que la felicidad es fidelidad. Ser fiel a tu vocación te hace feliz aunque tengas momentos de disgusto. Si te han puesto aquí, haz lo que puedas aquí. Tengo mis pecados, imperfecciones y tentaciones, como todo el mundo, pero trato de ser fiel a mi vocación como sacerdote, como educador, como miembro de una comunidad... Y eso me hace feliz".
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