Por Arlen Jaime Merlos
Unos de los grandes retos a los que el país se enfrenta, indudablemente es la corrupción, la cual es considerada como uno de los causantes de dos graves problemas que también se viven en México; la desigualdad y la pobreza. De acuerdo con el INEGI la corrupción genera en el país pérdidas de 347 mil millones de pesos al año, lo que refleja el alto grado de impunidad en el que vivimos.
Y es así que México inicia el 2016 en medio de grandes problemáticas; corrupción, impunidad, incremento de pobreza y una enorme desigualdad; un país en donde el 79.5% de la población vive en situación de pobreza, de acuerdo con los datos del último informe del CONEVAL; un país que culminó el año 2015 con un incremento histórico de su deuda pública; un país en donde los casos de corrupción e impunidad protagonizan el escenario público y político, un claro ejemplo es el caso: Humberto Moreira, sin olvidar que de acuerdo con el Índice de Percepción de la Corrupción 2015 (IPC) elaborado por Transparencia Internacional, México se ubicó como el país más corrupto de la OCDE; un país en el que la impunidad ha rebasado todas las instancias de gobierno, no debemos dejar de tomar en cuenta que según datos del Índice de Impunidad México 2016, elaborado por la Universidad de las Américas de Puebla, el 99% de los delitos cometidos en México quedan impunes; somos un país en donde los salarios se han deteriorado en un 65% y en el caso del salario mínimo más del 80%, manteniendo a los trabajadores en un estado permanente de pobreza y contribuyendo así a una mayor desigualdad económica y social. Retomando los señalamientos de la OCDE, México es el país más desigual de América Latina.
Solo un dato para comprender la magnitud del tema de la desigualdad y la pobreza, es el resultado del estudio denominado “Una economía al servicio del 1%” presentado por Oxfam, (confederación internacional formada por diversas organizaciones no gubernamentales en 90 países); fue así que en el marco del Foro Económico Mundial realizado en Davos Suiza hace unas semanas, se dio cuenta de la enorme diferenciación económica y social que persiste en el mundo, informe que señala que el 1% de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta.
De acuerdo con este estudio 62 magnates son considerados las personas más ricas del mundo y quienes concentran recursos equiparables a los de la mitad más pobre de la población global.
En el caso de nuestro país, 4 millonarios mexicanos, poseen fortunas equivalentes al 9% del Producto Interno Bruto nacional; y aquí abro un paréntesis para señalar que dichas riquezas son derivadas de sectores que han sido privatizados o concesionados por el sector público.
Este es el contexto en el que se ha iniciado el Segundo Periodo Ordinario de Sesiones del Primer Año de la LXIII Legislatura Federal, que requerirá para enfrentar estos enormes desafíos de la voluntad política del estado y de la participación amplia de la sociedad civil. Ante este escenario, los y las ciudadanas tienen la palabra.
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