• El municipio a casi una década, dejó de proveer obras y servicios básicos, en infraestructura urbana, pavimentación, y alumbrado público entre otros.
• Desafortunadamente, gran parte de los recursos se han ido a saldar deudas públicas producto de altos déficits de gobiernos anteriores y queda poco dinero para invertir.
Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN, Méx., a 10 de febrero del 2022.-En Naucalpan del hoy, del instante, claro que no es menor el poder recuperar al municipio y darle una mejor calidad de vida a sus habitantes.
De un tiempo atrás, concebimos altos niveles de insatisfacción, y aún no tenemos indicadores sostenibles que nos indiquen que hemos superado tal condición.
En verdad, que Naucalpan sostiene en alrededor de una década pobreza alimentaria, extrema y hasta patrimonial, en el que muchas familias no tienen certidumbre de sus bienes.
Parece mentira que, en este “Siglo XXI, el del Urbanismo”, tengamos personas con “mucha hambre, falta de alimentación y que sobrevive de milagro”, lo mismo en San Francisco Chimalpa que en Santiago Tepatlaxco y en numerosas colonias populares.
La demarcación territorial igual se desdibujó y logró en el tiempo, contrastar a su propia población, entre ricos, pobres, con la eventual desaparición de “la clase media”.
Naucalpan ha venido pasando por momentos difíciles, pese a ser un lugar privilegiado, pues es un asentamiento muy amplio que tiene comportamientos diferenciados, sobre todo por los altos niveles de insatisfacción en los extremos.
Lo anterior y que tiene ver con asuntos de calidad del alumbrado público, del pavimento y el agua, entre otros.
La población se siente insatisfecha porque los principales mecanismos que transmiten bienestar a la localidad no han cambiado o mejorado en los últimos años, aún y con los gobiernos del PRI, PAN y actualmente morena.
La política social es limitada y precaria y con poco efecto en el bienestar de la población, al tiempo de que no “todo son despensas y becas”.
Los últimos gobiernos municipales no han instrumentado políticas públicas para enfocar sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida, ni apoyados proyectos de infraestructura que beneficie a las colonias populares.
Desafortunadamente, gran parte de los recursos se van a saldar deudas públicas producto de altos déficits de gobiernos anteriores y queda poco dinero para invertir.
Aunado a que la política económica municipal los ha envuelto en una fiscalidad deficitaria, porque todas las recaudaciones se van en gastos fijos y no se invierten en las zonas deprimidas, sino más bien en zonas más pudientes.
La política pública la han venido, además, orientando para llegar a la población con “clientelismo” que no ha permitido el desarrollo de las personas.
Lo trascendente y el propósito es proporcionar la satisfacción de necesidades y eso no se ve en el presente, porque el modelo es asistencialista y subsidiado, que inhibe la capacidad de emprender.
Finalmente, abatir de alguna manera y en el ámbito de las competencias y facultades, los rezagos del pasado y del presente a efecto de superar la insatisfacción y mejorar la calidad de vida.
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