miércoles, 5 de marzo de 2014
«El miedo más grande que tengo con respecto a esta revelaciones es que nada va a cambiar»
En enero, dos políticos noruegos, Baard Vegar Solhjell y Snorre Valen, anunciaron la nominación de Edward Snowden como candidato al Premio Nobel de la Paz 2014 por sus contribuciones a mantener "un orden mundial más estable y pacífico". Su nominación supone que el jurado sueco deberá estudiar las aportaciones que ha realizado Snowden y así determinar si finalmente le conceden el galardón.
Las contribuciones del ex-analista de la CIA a un mundo más justo y pacífico son variadas. La filtración de documentos que ponen en entredicho la actividad de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos ha servido para desatar una auténtica polvareda mediática y política.
Gracias a su trabajo, a lo largo de estos meses hemos conocido que el espionaje de Estados Unidos habría rastreado el movimiento de varios líderes mundiales, entre los que destaca Joaquín Almunia, Angela Merkel o Felipe Calderón. El estudio de los metadatos de millones de llamadas telefónicas en varios países, entre ellos España, también ha sido fruto del trabajo de Snowden.
La filtración de la indiscriminada labor de la NSA ha sacudido a los Estados Unidos. A pesar de que la administración de Barack Obamaha tratado de defender su programa de espionaje en aras de la "seguridad nacional", lo cierto es que el trabajo de Snowden ha ayudado a plantear grandes interrogantes sobre las garantías que existen sobre los derechos y libertades fundamentales de la ciudadanía.
Se da la circunstancia de que dos de los principales actores envueltos en la polémica de la NSA, como son Obama y la Unión Europea, ya recibieron el Premio Nobel de la Paz en el pasado. Fuera o no justificado este galardón, lo cierto es que la nominación inicial de Snowden, que deberá ser evaluada previamente por un panel de 5 miembros, causa sorpresa.
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