miércoles, 5 de marzo de 2014

«¡Ama la realidad que construyes y ni aún la muerte detendrá tu vuelo!»

«¡Ama la realidad que construyes y ni aún la muerte detendrá tu vuelo!» EDITORIAL.
Cuídese uno de proponer algo que parezca imposible. En especial si se quiere conservar una imagen «seria y responsable». Aún así algunos todavía se arriesgan a ser considerados «ingenuos», «utopistas», «soñadores», «gente que no pisa tierra», gente tal como la que a lo largo de la historia creía posible la abolición de la esclavitud, el sufragio universal y la educación pública gratuita... Gente como aquella que creía que la tierra es esférica, ¡qué locura! Algunos incluso desafiaron las «irrevocables leyes de la física» sugiriendo que podíamos enviar información a través de la luz y construir artefactos mecánicos con los cuales nos desplazaríamos por el aire como aves... Pura poesía. Ironías que obviamente no pueden entenderse sin marcos históricos referenciales, insuficiencia que da lugar a que cada vez que se propone algo que se salga de la sobrevalorada «normalidad», un listillo de turno entre en escena y con cara de que sabe lo que dice explique las «intelectuales» razones por la cuales la sola mención de dicha propuesta debe ser clasificada como ridícula. En este tipo de situaciones suelo recordarle a los biempensantes que antes de que se demuestre algo las mayorías siempre se muestran escépticas al fenómeno, lo cual por lo menos abre la posibilidad de que casi todos estén equivocados y algunos «desubicados» tengan razón. «De qué sirve la derrota anticipada del escéptico» decía Silo1. Además la historia y la física ya han recolectado suficientes indicios de que lo imposible no existe, sólo hay distancia probabilística. Por otro lado, no es secreto que la muerte es un misterio, por lo menos para nosotros, simples mortales. Dicho misterio reduce nuestra existencia conocida a menos de un siglo, con excepciones por supuesto. Tiempo muy escaso para todas las realizaciones anheladas teniendo en cuenta que no podemos estar en dos ni en tres ni en cuatro... lugares al mismo tiempo. Sin ser rigurosos, podríamos afirmar que, al parecer, el universo presenta posibilidades ilimitadas pero nuestro tiempo y energía son insuficientes para una vida plena. A esto hay que sumarle las resistencias naturales y la contraposición de intenciones. Cuadro que paradójicamente deja apretadas las opciones a pesar de la viabilidad de todos nuestros proyectos. Así, si uno adhiere a lo enunciado, y reflexiona cuidadosamente sobre su situación vital y existencial, seguramente verá la necesidad de priorizar sus acciones enmarcándolas en un proyecto que dé sentido a su vida aún a pesar de su finitud. Sentido que a mi parecer puede rastrearse en la poética frase «ama la realidad que construyes y ni aún la muerte detendrá tu vuelo» que Silo enuncia en el libro Humanizar la Tierra2. Violencia y establishment Establishment es un término inglés usado para referirse al grupo dominante de una nación, pero en aras de la tan auspiciada y vigorosa globalización, me parece oportuno extenderlo a los poderes establecidos a nivel mundial, ¿no son más poderosos ya los poderes transnacionales que los nacionales? Viene al caso entender que estos «poderes establecidos» actúan superpuestos de manera escalonada y suelen luchar o cooperar entre sí de acuerdo al avance de los negocios, por ello no estamos hablando de estructuras rígidas sino todo lo contrario, conglomerados que solo dejan en pie a «los más aptos». Y es en este punto donde mejor se entiende la zoologización de las sociedades humanas. Es como un juego de supervivencia que se desarrolla a nivel macro desde los poderes corporativos transnacionales bajando a los estados, provincias, departamentos, municipios, barrios, vecinos, amigos, pareja, etc. donde se efectúa una competencia o sumisión servil replicando un modelo de dominación cuyas reglas fueron establecidas en tiempos inmemorables. Curiosamente al modelo hoy lo llaman «libre mercado», que no es tan «libre» como se pretende. En la Antigüedad y el Medioevo por lo menos le daban un nombre coherente, «esclavismo» y «monarquía» respectivamente. El «libre mercado» actual no es otra cosa que un sistema de producción-consumo regido por proteccionismos y dirigismos encubiertos donde de pronto abren determinadas válvulas allí donde se sienten dominando una situación y cierran otras en caso contrario3. Este tira y afloje es un saqueo legal (a veces militar) que realizan las «élites» desde todos los niveles de dominación (de una manera bastante coordinada) utilizando al dinero como catalizador. Es justamente la tenencia super abundante de este «poderoso catalizador» la credencial que habilita a ser parte del festín. Y obviamente para conseguir dinero en cantidades industriales uno tiene que regir su conducta firmemente de acuerdo a las reglas del juego, las cuales pueden resumirse en el sometimiento de los más débiles y la sumisión servil a los más fuertes, un círculo vicioso que va marginando grandes contingentes humanos mientras concentra poder en una minoría cada vez más acaudalada. Hay que observar que el sistema funciona a todo vapor sin que la mayoría de la gente comprenda lo que está ocurriendo, sin embargo nunca antes hubo una concentración de riquezas como hoy, es como si hubieran tapado el sol con un dedo, ni siquiera las monarquías se acercan a emular dicha concentración. Como para tener una idea: las 200 personas más ricas del mundo tienen aproximadamente 2,7 trillones de dólares, y eso es mucho más que lo que tienen las 3.500 millones de personas más pobres4. O sea, 200 personas tienen más poder adquisitivo que la mitad de la población mundial y el proceso continúa mientras «la selección natural» da nacimiento a una casta cada vez más monstruosa de «amos y señores del mundo». No está de más aclarar que en este caso «los más aptos» son los más capaces de objetivar y someter a otros seres humanos a través de la violencia. No Violencia Activa Si uno intenta construir una digna realidad humana se encontrará con muchas dificultades. Una de la más latente y presente es la violencia. ¿Quién realmente quiere un mundo violento? Excluyendo los casos exclusivamente patológicos creo que a nadie le gustaría vivir asediado y asediando a otros. Por ello la utilización de la violencia para la consecución de la «felicidad» es un contrasentido. Tal vez la mayoría ha aceptado esta forma de relacionamiento porque cree que es la única o mejor manera de vivir. Nada más erróneo. Ya desde los organismos unicelulares se conoce el relacionamiento simbiótico. Si se dice que la eliminación de la violencia a través de un relacionamiento humano cooperativo es imposible, seguramente dicha creencia resulta de una confusión neuronal, señal de que es hora de apagar la televisión y mirarse internamente para intentar comprender las profundas motivaciones de la conciencia humana. Por otro lado, la metodología esencial del sistema es la violencia. Cuando se hace uso de la violencia quizá, circunstancialmente, se pueda obtener rédito inmediato, pero al mismo tiempo se está alimentando al sistema que lo oprime a uno. Es como votar a un candidato cuya propuesta principal es oprimirte. Además, la historia nos muestra que cada vez que se apuesta a la violencia en la lucha contra los poderes establecidos, en el mejor de los casos se logra el endurecimiento de las leyes, y en el peor, el establecimiento de un régimen más sanguinario que el anterior. Piénselo, ¿si un gobierno se erige sobre armas, cómo habrá de mantenerse? No deberían quedar dudas, a pesar de la dificultad de su aplicación, la No Violencia Activa5 es el camino más inteligente y noble para la construcción de una realidad amada... ¿y por qué no? ...para la construcción de una realidad que nos impulse a superar la muerte.

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