La opinión de... Salvador Ferrer i Paradeda (Las bien vestidas)

Las bien vestidas Salvador Ferrer i Paradeda.

Dando una vuelta por el centro de la ciudad uno asume que hay “tribus” de todo tipo y algunas de esas tribus deberían ensalzarlas al más alto de los altares, por el buen gusto y por el “desparpajo” (desenvoltura, naturalidad, manejo). Es agradable poder contemplar a “lindas muchachitas” con sus años a cuestas (digamos entre 50-60) llevando atuendos de ricos colores, ambiciosos diseños y un sabor agridulce. Claro que a las penas puñaladas y no hay una ley escrita para que nadie vaya vestido según las normas, aunque sí es cierto que deberían “prohibir” espectáculos masivos en horas donde los menores pasean en parques y calles. A los ojos de “inexpertos” podría parecer que hay un circo próximo y han dado día libre a payasos (con todos mis respetos hacia ellos) o bien que alguien dejó la puerta abierta de algún manicomio donde los recluidos/as gozan de libertad de expresión y circulación. No es un afán de crítica ni mucho menos limitar a ese grupo de personas, pero sí se debería hacer una encuesta y saber si el resto de los mortales está capacitado para contemplar “esas pasarelas públicas” teniendo que esconder una sonrisa malévola. En fin, seguiremos buscando paisajes dignos de ser contemplados y no pasar por el hecho de ser cómplices de tamaño pecado mortal. Soy partidario de llevar tarjetas rojas para poder mostrarlas y dar un consejo, porque de lo contrario los vestidos de noche con colores relampagueantes y la visión de carnes “estofadas”, hace peligrar la circulación peatonal, vehicular y a las pobres damas que santifican su vida y pasean con mantilla incluida, haya o no misa de mediodía, que suele ser la más popular. El descaro de policías, agentes de seguridad, ejército, marina, políticos y otros, debe ser espectacular ya que nadie dice nada y todos voltean a ver. Será que ellos están curados de espanto o tal vez gozan de impunidad con sus miradas lascivas.