jueves, 28 de agosto de 2014
El infierno de los reos hacinados en Colombia: "Los baños se convierten en dormitorios"
En Colombia funcionarios de prisiones y presos han declarado una huelga indefinida con una exigencia común: la mejora de sus condiciones de vida.
Tantos los funcionarios de prisiones como los propios presos denuncian que en las instalaciones penitenciarias de Colombia imperan condiciones de hacinamiento y deterioro. Esta difícil situación atenta contra la seguridad de los reclusos, sus familiares e incluso del personal que trabaja allí, tal y como se desprende del siguiente reportaje de RT.
Los presos en la mayoría de cárceles colombianas cumplen sus condenas en condiciones de hacinamiento, apretujados unos encima de otros. Según el instituto nacional penitenciario (INPEC), actualmente el número de reclusos supera casi en un 54% la capacidad de los centros penitenciarios
"Eso es como el infierno, hay de todo allá uno no sabe en qué momento se forma una trifulca, una pelea", denuncia Elizabet Ángulo, familiar de un preso.
La misma idea del 'infierno' es compartida por Daladier Nieva, presidente del sindicato guardianes Inpec Cali.
"En la forma como describen el infierno creo que no estaría muy lejos, son cosas infrahumanas, un pasillo que es intransitable, no se puede caminar después de cierta hora, los baños se convierten en dormitorios", se lamenta.
Julia Muñoz es una de las tantas mujeres con un ser querido tras los muros en el penal de Cali. La cárcel de villa hermosa es donde se registra mayor hacinamiento. Hoy en día alberga a más de 6.000 presos, casi cuatro veces más que su capacidad.
"Si hay agua en todo el día son como dos horas y nada más, allá dentro los tratan mal…", asegura.
Pero al otro lado de las rejas las condiciones no parecen mejores. Los guardianes que deben velar por la seguridad de quienes están aquí y vigilarlos, denuncian que corren un peligro permanente.
"A la hora de presentarse un motín no habría manera de que 237 funcionarios repelieran a 6.502 internos que hay en la actualidad", señala Nieva.
El Gobierno reformó el Código Penitenciario a comienzos de 2014 para que penales como este pudieran descongestionarse. La idea pasa por sacar ancianos, enfermos terminales, personas que hayan cumplido las tres quintas partes de su condena y a quienes estén recluidos por delitos menores. Sin embargo, la reducción de hacinamiento es solo del 4%.
La defensoría del pueblo ha pedido que se revisen las condiciones de vida de los presos. De hecho, se teme que, si se produce algún accidente o desastre, el saldo de muertos y heridos pueda ser muy alto.
Según Carlos Hernán Rodríguez, defensor del pueblo Valle del Cauca, "en el caso de alguna eventual emergencia que pueda existir en esta cárcel, como un movimiento telúrico o un incendio, vamos a ver [...] que se puede hacer para que se le preste atención".
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