martes, 26 de agosto de 2014
LA ADICCIÓN AMOROSA.
Salvador Ferrer i Paradeda.
Más o menos todo el mundo está conforme que las relaciones sexuales por sí mismas, son siempre saludables y una función natural del cuerpo. Queda la duda de que si en ciertas circunstancias habría que considerarlas "excesivas o no", pero el problema no es nunca la frecuencia, sino el grado de dependencia, de perturbación, que ésta conducta provoca en el crecimiento individual y social de una persona.
En inglés se habla de adicción amorosa para referirse tanto a la adicción del sexo como a la que genera el mismo proceso emocional del enamoramiento. Así, una adicción amorosa o mejor dicho, una compulsión al amor, se podría definir como un impulso irresistible a fantasear, como un objeto amoroso, con la esperanza que este proporcione una solución a los problemas - parece que soñar despierto, por sí mismo, dispara opiacis que amortigua el dolor - y uno o una amante compulsivo la sería quien sufre una fijación respecto a la historia amorosa o sexual y que de esta manera intenta evitar la soledad, el temor, la tensión y otras necesidades básicas no satisfechas...
El aspecto negativo de fantasear es ese afecto de aturdimiento del dolor que todos los seres humanos experimentamos por el sólo hecho de estar vivos. Al hacerlo se destruye la iniciativa de encararse con los problemas reales y la tensión se traspasa al deseo de poseer el objeto amoroso. Entonces la persona se vuelve cada vez más dependiente de los otros y menos capaz de funcionar por ella sola. Irónicamente se vuelve esclava de éste ciclo autodestructivo que, inevitablemente incluirá aún más dolor.
Pueden haber muchas maneras de enfrentarse a una compulsión, ya sea relativa al amor o al sexo.... igual que con las drogas, el comer, los fetiches, el juego, etc., la más eficaz es conseguir un aumento de la autoestima, aprender a controlar la vida propia, no estar tanto tiempo para los demás, mejorar el aspecto externo - si es eso lo que dificulta los contactos sociales - y sobretodo evitar los juicios demoledores respecto a uno mismo. También lo es el aprendizaje de técnicas para afrontar la ansiedad, para resolverla en lugar de enmascararla y evitarla. Cuando pasa alguna cosa traumática, es preferible que la persona trate de afrontarlo desde su solicitud - es cuando viene aquello de encontrar objetivos personales y mantener actividades lo más equilibradas posibles - y no utilizarlo como una excusa para una fijación romántica.
Un consejo para los que se enamoran mucho podría ser; analizar las características de las personas de las cuales uno se enamora personalmente, hecho esto, se seleccionan uno o dos atributos y se intenta que formen parte de uno mismo. Esto elimina algo de la atracción que se siente hacia una o un amante y mejora la autoestima.
También hay técnicas para la adicción al sexo que ayudan a descubrir una perspectiva más adecuada de las relaciones personales. Darse cuenta que el impulso de llevarlas a término suele estar provocado por un aumento de ansiedad, quizás un dolor que se arrastra desde la infancia o uno provocado por la vida cotidiana, - una amiga que nos deja, un ascenso laboral no obtenido, etc. -. Es frecuente que en muchas personas el primer deseo sea sexual, como en otras, el primer impulso después de oír un "no", sea beber, comer en demasía o cualquier otra cosa que distraiga el dolor que se siente, pero hay que tener claro que la solución mas adecuada siempre será enfrentársele y resolver el problema real. En este caso, plantar cara a la ansiedad y aprender a sufrir distinguiendo el “dolor vital” inevitable del que nosotros mismos nos provocamos.
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