lunes, 6 de octubre de 2014

“Muchos no se casan y prefieren convivir. ¿Qué debe hacer la Iglesia?, ¿Expulsarlos?”

Agencias en Buenos Aires | El Papa inauguró ayer en la basílica de San Pedro el Sínodo sobre la Familia, a la que acudieron más de 250 obispos de todo el mundo, y en la que tendrá ocasión de comprobar si su mensaje para renovar la Iglesia —considerado por muchos como excesivamente revolucionario— cuenta con la simpatía de los representantes del catolicismo en todo el mundo. En víspera del encuentro, el pontífice afirmó en una entrevista para el diario argentino La Nación que “la Iglesia no puede encerrarse en supuestas interpretaciones del dogma”, al que se aferra el sector más conservador de la Iglesia. Libertad para discutir. Bergoglio, que recordó que el Sínodo de 2001, cuando aún era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina, “había un cardenal que nos decía qué debía tratarse y qué no”, dijo que “eso no pasará ahora”. “A mí me gusta que todos puedan decir sus cosas con total libertad. La libertad es siempre muy importante. Otra cosa es el Gobierno de la Iglesia. Eso está en mis manos”, aclaró. Sobre el asunto de la familia, el Papa dijo que no le molestan las críticas de ciertos sectores de la Iglesia sobre las discusiones que se abrirán en esta asamblea de obispos. “Todos tienen algo que aportar. A mí me da hasta placer discutir con los obispos muy conservadores, pero bien formados intelectualmente”, dijo. Divorcio al debate. El sumo pontífice destacó que “la familia es un tema tan valioso, tan caro para la sociedad y para la Iglesia”. “Se ha puesto mucho énfasis sobre el tema de los divorciados. Un aspecto que, sin duda, será debatido. Pero, para mí, un problema también muy importante son las nuevas costumbres actuales de la juventud”, sostuvo. En este sentido, dijo que “es una cultura de la época” el hecho de que muchos jóvenes no se casen y prefieran convivir. “¿Qué debe hacer la Iglesia? ¿Expulsarlos de su seno? ¿O, en cambio, acercarse a ellos, contenerlos y tratar de llevarles la palabra de Dios? Yo estoy con esta última posición”, remarcó. “El mundo ha cambiado y la Iglesia no puede encerrarse en supuestas interpretaciones del dogma. Tenemos que acercarnos a los conflictos sociales, a los nuevos y a los viejos, y tratar de dar una mano de consuelo, no de estigmatización y no sólo de impugnación”, insistió. “Escuchar los latidos de este tiempo”. Con motivo de una vigilia de oración ante la asamblea, Francisco recomendó a los prelados escuchar “el grito del pueblo” y prestar atención a “los latidos de este tiempo” con el fin de abordar con “credibilidad” la temática de la familia. “Para encontrar lo que el Señor pide a su Iglesia, debemos escuchar los latidos de este tiempo y percibir el olor de los hombres de hoy, hasta quedar impregnados de sus alegrías y de sus esperanzas, sus tristezas y sus angustias. En ese momento sabremos proponer con credibilidad la buena noticia de la familia”, dijo

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