sábado, 19 de septiembre de 2015

Plácido Domingo dirige un concierto en México por los 30 años del sísmo

EL PAÍS Sobre los cimientos de Tlatelolco, un símbolo de varias tragedias en la Ciudad de México y bajo una lluvia que cae sobre mojado estos días en los hombros de los defeños, han sonado los acordes del Requiem de Verdi en homenaje a las víctimas y rescatistas del terremoto de 1985. Un concierto de la Orquesta Filarmónica de la ciudad dirigido por el tenor español Plácido Domingo, que el 19 de septiembre de hace 30 años luchó por rescatar a sus familiares justo en ese lugar. Los cuatro murieron bajo los escombros y él lo ha recordado este viernes.
El acto lo ha presentado Elena Poniatowska, que ha recibido el premio Ángel de la Ciudad junto al tenor, el fundador de Los Topos —una agrupación de rescate que surgió de manera espontánea— Francisco Javier Razo y el director del cuerpo de bomberos, Raúl Esquivel. "Aquí han sido asesinados jóvenes [el 2 de octubre de 1968], aquí se han caído edificios como el Nuevo León [en el terremoto del 85], que se dio vuelta como una ola, y aquí están todos ustedes bajo la lluvia que limpia el país y nos bendice", señaló la ganadora del Premio Cervantes 2013. Un público de más de 3.000 personas, según los organizadores, han asistido uniformados con chubasqueros blancos enmudecidos sobre las butacas mojadas. En el enorme edificio Chihuahua, frente al escenario, los vecinos se han amontonado en los balcones para presenciar el evento. Y para ver a Plácido Domingo, muchos con la esperanza de que soltara la batuta y se pusiera a cantar. Dolores Velázquez, de 63 años, que perdió a un familiar ese día, recuerda "como si fuera ayer" cómo se comportó el tenor después de la tragedia: "Los mexicanos no hemos olvidado cómo ayudó a recaudar dinero para ayudar a las víctimas directamente, evitando así la corrupción del Gobierno". Plácido Domingo inició ese año una serie de recitales benéficos por los que recaudó medio millón de dólares. El artista de 74 años perdió a cuatro familiares después de que el sismo de 8,1 en la escala de Richter colapsara el edificio Nuevo León, en la céntrica zona de Tlatelolco, en el que vivían. Él ayudó en las labores de rescate y este viernes, en la entrega del galardón de la ciudad, reconoció que la tragedia le afectó profundamente. Al terminar el concierto el público le pidió que cantara: "La emoción es tan grande que no me encuentro en condiciones de hacerlo", respondió a los asistentes. Pero cantó. Recogió un sombrero de charro, regalo de un miembro del público, y arrancó espontáneamente: "Canta y no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones".

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