viernes, 20 de octubre de 2017

Satura Naucalpan agenda municipal por incompetencia

• Los temas de desarrollo urbano y el espacio público, completamente degradados, entre otros, amén de las componendas para darle al traste al pretendido orden que se espera alcanzando el clímax.

Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN Méx., a 20 de octubre del 2017.- Evidentemente que, los temas de la agenda municipal a diario crecen y dentro de un catálogo de los mismos, continuamos mal y de malas.
Al margen del capítulo de inseguridad que ya rebasó por completo a todos los órdenes y niveles de gobierno, la especulación del suelo urbano y el espacio público, en serio que es contrastante
Así, mientras que prevalecen prioridades en según poner orden al desorden, colateralmente las cosas se salen de rumbo y observamos súbitamente la aparición de nuevos asentamientos.
Lo delicado es, que contamos con polígonos susceptibles de enajenación e igual, de presumibles invasiones toleradas en el tiempo.
De lo anterior, hay constancia en la Zona de Lomas Verdes y en las partes altas del municipio desde Villa Alpina, Chimalpa y Tepatlaxco.
Aunado, a las constantes modificaciones a los usos del suelo, los controvertidos planes parciales de incorporación territorial, que no son otra cosa que encontrarse en tal lógica transformadora.
En tanto, el facilitar los negocios y el éxito de la industria inmobiliaria y firmas empresariales en la construcción de complejos habitacionales e impactantes centros comerciales, entre otros.
Pero además, los cobros de derechos, gravámenes, requisiciones para su operación y los millonarios “moches y/o entres”, en las autorizaciones de las dependencias y el cabildo.
Por otra parte y del espacio público el qué decir, cuando todo es saturación, fragmentación, estrés e indiferencia entre vecinos, especialmente en lugares o sitios de convivencia.
En el Naucalpan de hoy, de estos instantes, y que quede claro, para no andar con “las barrabasadas del que así nos dejaron”, poner al servicio del ciudadano el espacio público.
Es decir, aquel que a todos nos corresponde, darle el uso que es, y evitar su secuestro o plagio y articularlo con áreas verdes, de recreación y culturales, a propósito también de desterrar “la locura urbana e impedir la creación de numerosos centros de maldad”.
Dicho sea, precisamente espacios tranquilos y de andanza para el peatón, sin que corra el riesgo de ser atropellado por esos microbuseros de “mala muerte”, o algún conductor “poca madre”, que siempre y quizá se le hace tarde.
Seriamente que el asunto es de reflexión y miramiento de los entornos en que cada cual sobrevive, recorre las calles, debo de suponer camina libremente en las banquetas, nadie le comunica nada que ofenda, y lo increpe en el mejor de los casos, que ser asaltado o golpeado.

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