En el transcurso del pasado martes se filtró en redes sociales la confesión grabada y hecha por agentes a Juan Carlos “N”, quien hasta ahora ha reconocido haber asesinado a cerca de 20 mujeres.
En el video de cerca de 12 minutos aparece sentado en una silla tosca, con las manos esposadas hacia el frente, con el rostro duro, responde varias de las preguntas que le hace el agente de la Fiscalía, entre lo que responde dice que los corazones encontrados en frascos con formol, son ofrendas, porque a él le dijo una voz, “yo te pongo a esta mujer, dale en su pinche madre y dame su corazón en ofrenda.
Y prefiere que sus perritos coman carne de esas mujeres, a que ellas sigan respirando su oxígeno, mil veces que coman los perritos y las ratas, que ellas sigan caminando por ahí.
Por lo que sabe que no puede salir de ésta, “pero si salgo de una vez les digo a los patrones, voy a seguir matando mujeres”.
Juan Carlos “N”, dijo que cuando sucedió lo de su anterior pareja identificada como Mónica, no le hicieron caso, los policías se burlaron de él y le dijeron que su mujer se había ido con otro cabrón "y que el niño no era de él, ya deja de moverle, yo la quería mucho”.
“Yo dije, si yo no fui feliz en ese momento, ya nadie lo va a ser”, porque a todos los familiares de esta chica yo les hablada bien, principalmente a don Salvador, y me chingué a su hija y me chingué a su nieta” .
Le preguntaron que si había ido a alguna atención psicológica, psiquiatra, a lo que respondió que no, que lo que está haciendo (con los asesinatos de mujeres) está bien porque está limpiando al mundo de porquería, afirmando que él está completamente sano y bien.
Explicó que cuando fue al kinder, que era de lento aprendizaje, pero luego de una caída de la escalera iba con puro diez... desgraciadamente se daba cuenta de cosas que muchos niños no se dan cuenta a esa edad.
Aseguró que desde tuvo muchas novias, “después de los 22 años, toda pareja sentimental que tenía, terminaba dándome en la madre por mínimos pretextos”.
Reconoció que fue abusado, porque a los diez años su mamá lo dejaba encargado con una mujer para irse de “puta”, “esa mujer me lo chupaba, esa mujer se subía, esa mujer me hacía hacerle cosas que a mí como niño me desangraba bastante”.
“Mi mamá andaba también de puta con uno y con otro guey, la veía yo como le lazaban las patas, como la ponían de perro, escuchaba y sus ruidos y mi papá trabajando, mi papá estuvo de mandilón sin ella, mi mama quería navajearlo, y ni cómo defender a mi papá sino podía”, recordó.
A los 16 años Juan Carlos salió de su casa, tuvo trabajos ocasionales, en los que no duraba; a su esposa la conoció en un bar de donde la sacó, “estaba yo así de darle en la madre a mi propia esposa, antes de que fuera mi esposa, pero me hizo la noche, me alivianó me hizo reír, fue diferente, se parece tanto a ella, se parece mucho”, contó con la voz entrecortada, posiblemente refiriéndose a Mónica.
En cuestión de justicia, sólo fue detenido una vez portando una navaja, “esa va la cargue porque quería picar al primero que encontrara, pero me agarró la patrulla”.
En otra respuesta señaló que praticó el Box, Kick Boxing, de ahí la fortaleza física para dominar a las mujeres y asesinarlas.
Finalizó agregando que siempre le duele la cabeza, pero lo que siempre le molesta es la presencia de un perrito negro, “siempre lo veo, ahí está, no, no me diga eso, vi un perrito, se lo dije a mi esposa, pero me molesta que me traten de buey, ¡ahí ese pinche perro negro”.
Señaló que como dependencia no podían intervenir en el domicilio de los detenidos sin una orden de cateo y no tenían los elementos jurídicos para solicitarla, por o que ahora seguirá la investigación con la participación de la Procuraduría General de la República (PGR), la Policía federal y servicios periciales, a fin de lograr identificar a las víctimas y solicitar órdenes de aprehensión en cada feminicidio.
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