• Es esencial para tratar las complejidades emocionales y mentales que enfrenten: Diputado Natale López (PVEM)
El Diputado Juan Carlos Natale López (PVEM) planteó reformar
la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, a fin de que los
titulares o responsables legales de los centros de asistencia social tengan la
obligación de proporcionar atención psicológica a las y los menores de edad que
estén bajo su custodia.
La iniciativa, que reforma la fracción IX del artículo 111,
turnada a la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia, argumenta que la
atención psicológica se erige como un pilar esencial para abordar las
complejidades emocionales y mentales que las y los menores puedan
enfrentar.
Detalla que en situaciones de vulnerabilidad es común que
las y los infantes hayan experimentado traumas que requieren un enfoque
especializado, y los profesionales de la salud y la psicología son clave en la
identificación temprana de signos físicos o psicológicos de maltrato, lo que
permite tomar medidas inmediatas para protegerlos. Esto, indica, para
garantizar la seguridad y el bienestar de las niñas, niños y adolescentes en
estas circunstancias.
Añade que la atención médica y psicológica contribuyen al
empoderamiento y autocuidado de los menores, ya que no sólo se abordan las
necesidades inmediatas, sino se les enseña la importancia de su salud y
bienestar. Este enfoque preventivo fomenta que las niñas, niños y adolescentes
asuman un papel activo en su cuidado, al proporcionarles las herramientas
necesarias para afrontar los desafíos de manera proactiva.
El legislador afirma que la presencia de profesionales de la
salud y la psicología en los centros de asistencia social mejoran la calidad
del entorno institucional, debido a que un ambiente más seguro, saludable y
propicio para el desarrollo crea las condiciones ideales para que los menores
prosperen y alcancen su máximo potencial. También juega un papel vital en la
preparación de los menores para su reintegración a entornos sociales y
educativos.
Sostiene que el establecimiento de un primer contacto
efectivo con niñas, niños y adolescentes involucra no sólo la consideración de
sus derechos fundamentales, sino también el reconocimiento y respeto por su
singularidad y vulnerabilidad.
Adentrarse en sus características cognitivas y emocionales,
detalla, no sólo implica reconocer su etapa de desarrollo, sino también
comprender las secuelas y desafíos que pueden surgir a raíz de situaciones de
violencia familiar. Este enfoque busca evitar la revictimización y prevenir la
victimización secundaria, así como asegurar que el proceso de intervención sea
sensible y adaptado a sus necesidades individuales.
Subraya que al tener en cuenta sus características
cognitivas y emocionales se establece una base para construir relaciones de
confianza que son esenciales para cualquier proceso de recuperación y
desarrollo positivo.
Asimismo, facilita el diseño de programas y políticas más efectivas para una respuesta integral y sostenible a los retos derivados de la violencia familiar.
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