martes, 14 de enero de 2014

La chispa de ...Oriol Malló Vilaplana

Ayer me fui a dormir creyendo que los grupos de autodefensa de Michoacán eran paramilitares protegidos por el ejército mexicano. Hoy me levanto sabiendo que los militares atacaron y mataron a gentes de las autodefensas y las redes son un clamor en defensa del pueblo armado contra los narcos y sus cómplices de la Sedena. Confieso que pese a vivir a menos de 600 kilómetros de la zona de combate no tengo la menor idea de lo que está pasando realmente. Solo sé que una extraordinaria región de México está siendo arrasada hasta sus entrañas. Y que necesitamos creer que alguien está defendiendo a decenas de pueblos acorralados por una barbarie que ya dura demasiados años. Ahora es cuando uno extraña tiene información de primera mano, veraz y contextual, sobre la guerra en la Tierra Caliente de Michoacán. Pero en el ensordecedor ruido chilango nada se entiende, nada se sabe.

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