viernes, 21 de marzo de 2014
La opinión de... Salvador Ferrer i Paradeda (Lo mejor que nos puede ocurrir)
Lo mejor que nos puede ocurrir
Salvador Ferrer i Paradeda.
Cuando la distancia pone entre nosotros un sueño y la realidad pasa a convertirse en una quimera, entonces no hay otro remedio que cerrar los ojos y salir huyendo hacia una isla solitaria llena de cocoteros, iguanas, culebritas, alguna que otra tortuga marina, una buena compañía que nos abanique y por supuesto, una palapa cercana que nos de la alegría de compartir unas frías cervezas junto a las mansas aguas de un mar tranquilo. Cuando digo compartir, no me refiero a ninguna compañía específica, ni tan siquiera alguien que nos abanique para calmar el calor. No, me refiero a la compañía de la soledad, la misma que nos hace cosquillas aparentemente sin cambiar el entorno, simplemente está allí, junto a nosotros y no pregunta nada, además de ni tan siquiera hablar.
Es el suave murmullo del silencio, la luz cegadora de las sombras y la lectura de una página en blanco.
¿Es lo mejor que nos puede ocurrir?. ¡¡¡Por supuesto que SÍ!!!
Me explicaré, estando en una hermosa isla sin que lleguen noticias ni rumores, significa estar lejos de las injurias, cábalas, estupideces y algún que otro político “iluminatis”.
Entonces la mente está despejada, el corazón se vuelve valiente, el alma deja de dudar y los pies no encuentran obstáculos.
Se nos puede ocurrir cualquier locura, desde comprar la mayor compañía dedicada a la fabricación de preservativos, hasta convertir los supositorios en caramelos sin envoltura. Todo tiene cabida, son las enajenaciones típicas de una alucinación propia del calor o bien el no obtener respuesta alguna a las preguntas.
Imagínese además, poder mandar al “carajo” (puesto de observación que había en las viejas embarcaciones que recorrieron todos los mares) decir que todo importa un bledo y no pagar la tarjeta de crédito, no tener que pensar en abonar la cuenta de la televisión por cable, ni aspirar el aire contaminado que los transportes van dejando en las calles de la capita.
En fin, definitivamente es lo mejor que nos puede ocurrir, aunque bien pensado, esto solamente está al alcance de unos pocos locos o bien de unos muchos millonarios que se han enriquecido a cuenta de aquellos que se desloman trabajando y llegan al final de la quincena debiendo el sueldo y malvendiendo o empeñando el patrimonio familiar.
Dejemos que el tiempo transcurra y salgan de nuevo las guillotinas para así hacer del corte de “gaznates” un espectáculo digno de ver… a fin de cuentas sueños son sueños y por ellos no pagamos nada… hasta la fecha, claro está.
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