martes, 25 de marzo de 2014
Reforma energética: contratos de “riesgo compartido” dejarán que México absorba las pérdidas
Érika Paz.
En el Foro de la Reforma Energética, celebrado en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se discutieron las problemáticas que ésta acarreará para el pueblo mexicano. El petróleo en México, coincidieron los ponentes, no es un recurso inagotable, por lo que el argumento empleado por el Ejecutivo Federal en el que se dice que el aumento en la explotación saneará la economía mexicana, no puede sostenerse.
El ingeniero Francisco Garaigochea, presidente del Grupo de Ingenieros Pemex Constitución de 1917, se refirió a un artículo publicado por Reporte Índigo, en el que se establece que México ha entrado al escenario mundial a partir de su petróleo, “en opinión de la prensa nacional, se encuentra en su mejor momento”, lo que obedece a una campaña mediática para insertar al país dentro de la jugada neoliberal, a partir de las reformas promulgadas por Enrique Peña Nieto, siendo la Reforma Energética, el escaparate principal.
En 1938, año de la expropiación petrolera, México tenía una situación sumamente adversa y, sin embargo, la economía nacional salió avante, ahora se nos hace creer que necesitamos de las transnacionales y de la inversión privada para revertir el declive financiero. Esto, sin considerar que Pemex entra a competir en un mercado sin igualdad de condiciones, y en el que se juegan los intereses de la población.
En tal artículo se habla de la recesión económica que enfrenta Brasil, y el escenario que se vivió en este país con respecto a la extracción y exploración de petróleo hace algunos años, el cual es parecido al que actualmente se configura en México. Pero basta con ver la experiencia de la empresa brasileña OGX Petróleo e Gas Participaçöes, quien tuvo que tramitar su bancarrota, luego de las millonarias pérdidas por no encontrar hidrocarburos en este territorio. Hoy, destaca por ser la empresa con el peor desempeño “entre los 73 componentes del índice bursátil Ibovespa”.
De la Reforma Energética están pendientes sus leyes secundarias, en las que se deberán discutir los porcentajes de ganancias que corresponderán tanto a la paraestatal Pemex, como para las megapetroleras que invertirán en el país: Chevron, Shell, Bitish Petroleum y ExxonMobile.
Es por esto que no se debe descuidar la discusión de las leyes secundarias de dicha reforma, porque –pese a las modificaciones a la Constitución Mexicana– es muy probable que la pérdida de soberanía, de recursos tanto naturales como financieros, pueda ser en escalada. Al contemplarse diferentes tipos de contratos, el de riesgo compartido se ha vuelto el foco rojo, pues esto implicaría que le toque al Estado mexicano solventar una buena parte de las pérdidas en la exploración y extracción.
De esta manera, las megapetroleras transnacionales podrán elegir cuál es el tipo de contratación que mejor les convenga, sin que para ellas signifique mayores riesgos de inversión en el territorio mexicano, lo que en la economía se traducirá –lejos de los beneficios prometidos por el Gobierno Federal– en pérdidas mayores.
Al ser el petróleo la columna vertebral de la economía mexicana, del cual se ven beneficiados la infraestructura, la educación, la salud y el empleo; el tipo de contratación mediante el cual se venderá el petróleo acarreará problemáticas aún mayores, reflejadas en un menor número de oportunidades –en las áreas mencionadas– y en la violación de los derechos fundamentales de los mexicanos.
En la mesa donde se expusieron estos temas, estuvieron presentes el maestro Ramón Carlos Torres, José Antonio Almazán, el arquitecto Francisco Javier Carrillo, y el maestro Eduardo Morales, discutiendo además el impacto al medio ambiente y el transporte; no sólo a un nivel general de la población mexicana, sino también específicamente en las comunidades y pueblos originarios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario