martes, 15 de abril de 2014

Manuel salvó a su esposa y a Antonio: “No soy un héroe, pero gracias a Dios estamos vivos”

Fueron dados de alta, en el Hospital Metropolitano de Acayucan, dos de los cuatro sobrevivientes del choque entre un autobús con 40 pasajeros y un tractocamión estacionado sobre la carretera Isla-Cosoleacaque, la madrugada del domingo.
Los heridos José Antonio Morgan Candelario, de 24 años de edad, y el estudiante de ingeniería mecánica eléctrica en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, campus Cunduacán, Brayan Gerardo Álvarez García, de 19 años, dejaron el hospital por la tarde del lunes y fueron trasladados por sus familiares a sus casas. Uno de los dos hombres que lograron salvar la vida narró en entrevista cómo fue que escaparon de la muerte. Álvarez García, residente de Cunduacán, al recordar que perecieron 36 personas y al momento que recibía una llamada de su madre, explicó que “salimos casi a las nueve de la noche de Villahermosa, Tabasco, visitaría un familiar porque soy originario del Estado de México. En el transcurso del viaje me quedé dormido, una hora después de pasar la caseta de Acayucan, sentí un fuerte golpe que me despertó. Todo fue rápido, vi mucho humo, personas gritaban de desesperación, sólo alcancé a ver que alguien abrió la escotilla, fui el primero en salir, no lo pensé. Siento que volví a nacer, Dios me dio una segunda oportunidad”. En tanto, debido a la gravedad de sus heridas, los otros dos pacientes podrían ser trasladados también a un nosocomio en Villahermosa. Entre ellos está Lucero Roda Pérez, de 38 años y habitante de Teapa, Tabasco, quien recuerda lo que hacía minutos antes de la devastadora tragedia: “iba abrazada de mi esposo, la verdad no sentí el golpe del impacto, sólo alcancé a ver a los demás pasajeros caer de sus asientos, todo fue confuso. Creí que era un sueño, ¡eso hubiese querido que fuera!, pero no, mi esposo me cargó, un jovencito ya había salido antes que yo. Todo en mi mente se bloqueó, sólo escuchaba los gritos de angustia. Había un humo denso, realmente no sabía con exactitud lo que sucedía. Al salir salté del camión y corrí hasta apartarme del fuego que emanaba del camión. Vi cómo mi esposo Manuel intentaba salir, fueron segundos de frustración, el no verlo salir. Dios nos protegió, es lo único que puedo decir”. Por su parte, su esposo, el tercer sobreviviente en salir del autobús y quien permanece internado en el mencionado nosocomio, explica que “iba a un lado de mi esposa, no podía dormir. Todo sucedió en cuestión de segundos, yo iba en el lado del pasillo, vi cómo el autobús se estrellaba contra el tráiler, cuyo chofer creo irresponsablemente había dejado a un costado del carril de baja velocidad, sin ninguna luz o intermitente. Tras el impacto actué de manera rápida, quería quitar una ventanilla pero estaba forzada, veía cómo todos los pasajeros que estaban adelante se recorrían hacia atrás. Alcé mi mirada y vi la escotilla, la golpeé tres veces hasta que abrió de manera milagrosa. Un jovencito salió primero de ahí, apoyé a mi esposa y al final a uno más, no soy un héroe, pero gracias a Dios estoy vivo, por mi rápido actuar”. El último en salir del autobús fue Antonio Morgan Candelario, de 24 años de edad, originario de Coatzacoalcos pero residente en Villahermosa. Narró que la gente e incluso el chofer de la unidad, corrían a la parte de atrás para intentar salvarse de las llamas. Tres personas, Bryan, Lucero y Manuel, ya habían salido, sin embargo él lo ignoraba por el humo denso en el interior del vehículo. Al luchar por salir, vio una mano que le ofrecía ayuda, era Manuel, quien aun con el riesgo por su vida se regresó para apoyar al joven.

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