jueves, 31 de julio de 2014
“La Tuta” sabe perfectamente que forma parte del grupo en el poder
Guillermo Fabela Quiñones.
La difusión del video en el que aparece Rodrigo Vallejo Mora, hijo del ex gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, dialogando con el líder de la organización delictiva de “Los caballeros templarios”, Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, es la confirmación de que México es un país doblegado por las mafias del poder político y económico, un Estado canalla sin posibilidades de reformarse mientras mantengan su hegemonía los pocos dirigentes de las mismas, que no andan huyendo como comúnmente se piensa, sino que viven tranquilamente viendo que el país sigue avanzando hacia la consolidación de un régimen de impunidad plena para quienes pueden colarse a las cúpulas que controlan el curso de los acontecimientos.
En realidad, es de lo más natural que se reúnan políticos y empresarios de altos vuelos con líderes del crimen organizado, porque sus vínculos son muy estrechos. Esta situación, anómala en un Estado de derecho, es consustancial al modelo neoliberal, donde el derecho es una mercancía más de la que puede disponer el mejor postor. Como señala atinadamente Leonardo Sciaciaen su novela El contexto: “Perseguir al culpable, a los culpables, es imposible; práctica, técnicamente imposible. Ya no se trata de buscar la aguja en el pajar, sino de buscar en el pajar la brizna de paja”. Esto significa que la corrupción ha invadido al sistema, como un cáncer terminal que no parará hasta acabar con el enfermo.
Es lo que ha estado ocurriendo, velozmente desde hace tres décadas, cuando el Estado mexicano abandonó su responsabilidad histórica de ser un eficaz árbitro en el juego entre las distintas clases sociales, para dedicarse a favorecer exclusivamente a las élites del poder, sin importar los caminos escogidos para llegar a tan ventajosa posición. Por eso es ridículo que algunos políticos, o partidos como tales, se quieran desgarrar las vestiduras como en el pasaje bíblico, queriendo hacer creer que son ajenos a lo que está sucediendo en la nación. Así, el PRI señaló en un comunicado: “Las eventuales actuaciones ilegales de las personas son responsabilidad de cada individuo, y el PRI se deslinda absolutamente de ellas”.
Qué fácil expediente, sin embargo es “técnicamente imposible”, como afirma Sciacia, porque se trata del partido en el poder, con el agravante de que se mantuvo en el mismo durante siete décadas, y luego de una pausa de doce años lo retomó con más bríos, para apuntalar un Estado al servicio de la oligarquía con la que está firmemente comprometido. De ahí que en el video aludido, el capo Servando Gómez alias “La Tuta”, se vea tan dueño de la situación: sabe perfectamente que forma parte del grupo en el poder, tanto por su fuerza económica como por sus nexos con la clase política estatal y nacional.
Claro, llegará el día en que su presencia no sea ya necesaria, porque se tiene ya a un sucesor más capaz, inteligente y manejable, pero mientras tanto sigue siendo un hombre libre que disfruta de la protección del Estado. Por eso, quien menos derecho tiene de hacer críticas es la senadora del PAN Luisa María Calderón, hermana del espurio Felipe Calderón, quien como sabemos demostró en los hechos lo que escribió Sciacia en la novela mencionada: “la única forma posible de justicia, de administración de la justicia, podría ser, y será, lo que en la guerra militar se conoce como diezmar”. ¿No diezmó a la población con su brutal “guerra contra el crimen organizado”, que finalmente sólo condujo al fortalecimiento de los cárteles del narcotráfico?
El problema de fondo de México en la actualidad es la permanencia de un Estado corrupto hasta la médula, que ha favorecido una acumulación de cuantiosas fortunas en muy pocas manos, mientras las clases mayoritarias se empobrecen brutalmente. Desgraciadamente, viene lo peor todavía con las reformas estructurales, sobre todo la energética, que diezmará aún más a la población mayoritaria con sus acciones “legales” pero abiertamente antihumanas (por no decir criminales), como muy pronto se podrá comprobar en los hechos.
Mientras tanto, el caso de la detención de Rodrigo Vallejo Mora se quedará en el terreno de lo anecdótico, en un remedo de “justicia”, con el único fin de entretener a la ciudadanía y dar margen a que los medios electrónicos, principalmente, hablen de los avances del combate a la corrupción.Fuente; 3.0
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