lunes, 3 de noviembre de 2014
Suspenden clases en la Tarahumara por ola de violencia
PATRICIA MAYORGA
El decomiso en el campamento de una banda delictiva en la sierra cercana a Rocheachi.
Foto: Especial
PROCESO- La narcoviolencia en esta entidad dejó el pasado fin de semana un saldo de nueve muertos, dos de ellos calcinados.
Según la Fiscalía Zona Sur, los choques armados se registraron en las poblaciones de Samachique y Rocheachi, del municipio de Guachochi, y en Cusárare, municipio de Bocoyna.
Ante la ola de violencia que golpea a la Sierra Tarahumara, maestros de primaria y telebachillerato de esas dos comunidades suspendieron clases por tiempo indefinido.
Además, los accesos a esas comunidades fueron cerrados y pobladores de Rocheachi y Cusárare aseguran que hay mucho más víctimas de las que se reportaron oficialmente.
En Rocheachi, el enfrentamiento se registró alrededor de la cuatro de la tarde. Una familia alcanzó a ver cómo caían los cuerpos, por lo menos vieron unos 10 cadáveres. En Cusárare, los habitantes hablan de unos 20 cuerpos, no sólo de los cuatro que reportaron a 60 kilómetros de la comunidad.
Los enfrentamientos entre grupos delictivos comenzaron el 26 de octubre, cuando 11 hombres fueron ejecutados, y de ellos ocho fueron calcinados. Posteriormente se desató una cruenta lucha por las tierras de producción de mariguana y amapola.
Pobladores indicaron que el domingo pasado convoyes con alrededor de 50 o 100 personas recorrieron la zona donde luego se reportaron los ataques.
Además, el Ejército localizó un campamento de una banda delictiva en la sierra cercana a Rocheachi, que se ubica a media hora de la cabecera municipal, sin que se reportaran detenidos.
En la caja de una camioneta Ford 1990 guinda con placas del estado, localizada en ese lugar, encontraron el cuerpo de un hombre.
El campamento se ubica en una loma de una brecha de terracería, donde los militares aseguraron centenas de cartuchos útiles .223, 7.62×39 y 9 milímetros en el interior de una maleta y bolsas de plástico.
También aseguraron varias bolsas de dormir, rollos de hule negro, provisiones, mochilas y cobijas.
Los agentes de la Policía Investigadora de la Fiscalía Zona Sur decomisaron el armamento y los cartuchos útiles, que serán integrados a pruebas periciales para determinar si las armas fueron utilizadas en otros hechos.
Durante la tarde de ayer también fue herido con arma de fuego Pablo Torres Cárdenas, de 40 años, en San Ignacio, municipio de Batopilas.
El hombre fue trasladado en avioneta a la ciudad de Parral y, al arribar al aeropuerto de la empresa Frisco, dijo que no supo quién lo hirió, pues cuando circulaba en su vehículo por una brecha de la comunidad se sintió herido y posteriormente fue atendido por paramédicos de la Cruz Roja.
La Fiscalía Zona Norte detalló que el sábado alrededor de las 16:00 horas se enfrentaron sicarios en la entrada de Roechachi, donde perdieron la vida dos hombres y una mujer resultó herida.
En este lugar las fuerzas de seguridad aseguraron tres vehículos y armas de fuego, aunque tampoco hubo detenidos.
El domingo por la tarde, los agentes localizaron seis cuerpos, vehículos y armas en Samachique y Cusárare, luego de dos enfrentamientos que ocurrieron en la mañana. En esta acción tampoco hubo detenidos y los objetos decomisados fueron abandonados por los delincuentes.
Guerra entre cárteles
El delegado de la PGR, César Augusto Peniche Espejel, dio a conocer que el enfrentamiento registrado el 26 de octubre se dio entre dos grupos delictivos del cártel de Sinaloa.
Ese cártel ha mantenido el control en la parte sur de la sierra Tarahumara, pero desde hace alrededor de dos años se dividió.
Luego de ese enfrentamiento y por ser temporada de cosecha de estupefacientes, otros grupos han intentado ingresar a las localidades, pero han colocado en medio de su lucha a cientos de comunidades indígenas.
El 17 de octubre, los pobladores de Guachochi alertaron sobre el ingreso al municipio de alrededor de 150 camionetas de la Línea, del cártel de Juárez, grupo que mantiene el control desde Cuahtémoc hasta San Juanito, en el municipio de Bocoyna, y a unos 20 kilómetros de Creel.
Las camionetas se colocaron en brechas y carreteras de Creel a Guachochi y los sicarios instalaron retenes cada 10 kilómetros.
Esa misma semana, un comando llegó a la comunidad de Wirichique, del mismo municipio y que se localiza a dos horas de la cabecera municipal.
Los pistoleros ingresaron al lugar para reclutar a los adolescentes del pueblo indígena y, de inmediato, el resto de la comunidad abandonó el poblado.
La semana pasada, pese al discurso oficial que minimiza la violencia, dos jóvenes fueron levantados de Guachochi, y uno de ellos apareció muerto esta semana, y el otro aún no es localizado, refieren los habitantes de esa región.
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