lunes, 3 de noviembre de 2014
Ausencias que lastiman: fueron secuestrados cuando desayunaban
Mujeres aseguran que militares se llevaron ilegalmente a sus esposos; desde agosto pasado, están desaparecidos Víctor, Miguel y Delfino; sus esposas reciben amenazas
Lourdes López/ Corresponsal- EXCELSIOR.
Al acudir al Palacio Municipal, militares tomaron fotos de las esposas de los desaparecidos. Norma sacó su teléfono celular e hizo lo mismo.
La región central de Veracruz ha sido foco de atención por los constantes operativos de fuerzas estatales y federales, en busca de bandas del crimen organizado.
Al mismo tiempo, una estela de desapariciones, muertes y hallazgo de fosas clandestinas se presenta en la zona. En tanto, las autoridades de procuración de justicia mantienen una actitud impasible ante familiares de las víctimas de desaparición forzada.
“Aquí es un infierno, díariamente encuentran cuerpos, fosas, hay desapariciones, los soldados se meten entre los cañales y se escuchan lamentos de personas que son golpeadas”, aseguró Norma Albor Cano, esposa de Víctor Osorio Santacruz, un expolicía presuntamente levantado junto con dos personas, por elementos del Ejército en la comunidad Sierra de Agua, municipio de Acultzingo.
El 30 de agosto, Víctor Osorio, Miguel López y Delfino Hernández Falcón desayunaban en el merendero Jaimitos Barbacoa, a orillas de la carretera que conduce a la cabecera municipal.
Testigos le afirmaron tanto a Norma Albor como a Yadira García Chávez que militares llegaron al merendero y obligaron a los comensales a entrar en la cocina, y a los que ya no pudieron meter los obligaron a permanecer tirados en el suelo bocabajo.
“Era un gritadero, porque había más de 100 personas. Siempre está lleno ese restaurante”, narró Yadira García y dijo que una reportera observó el episodio y le aseguró que los soldados se llevaron a los tres varones.
“(La reportera) empieza a sacar fotos con su celular al ver que están golpeando a uno de ellos y se acerca un militar, se lo arrebata junto con el gafete y sacan a las tres personas, entre ellas mi esposo. Los suben y se los llevan.”
Los tres sujetos, actualmente desaparecidos, son comerciantes de accesorios de automóviles, aunque Víctor Osorio Santacruz era policía, ocupación que abandonó cuando comenzó a ser hostigado por los militares, quienes hace un año lo trataron de detener.
Al ser un lugar en el que pobladores se conocen entre sí, la noticia llegó a oídos de las esposas, quienes comenzaron un largo peregrinar entre hospitales, Ministerios Públicos y el cuartel militar que se ubica en la región.
Yadira reconoció que Norma Albores fue quien más se movilizó, incluso siguió al convoy que llevaba a los tres levantados (hasta el momento no hay órdenes de aprehensión que indiquen que habían sido detenidos) y llegó hasta un paraje solitario en el que testigos aseguran que entraron los soldados y golpearon a los tres sujetos.
Norma logró tomar una fotografía de un sitio en el que encontró manchas de sangre.
Las esposas de los tres levantados acudieron al Palacio Municipal, donde hay una sede militar, y ahí hablaron con uno de los mandos castrenses: Juan Martínez, quien al ver a las mujeres respondió a gritos que no quería hablar con ellas y se retiró.
“Los soldados nos comenzaron a tomar fotos de celular y al preguntarles por qué nos tomaban fotografías, nos dijeron que era para elaborar un informe. Entonces Norma sacó su teléfono celular y tomó fotografías”, sostuvo Yadira.
Estas imágenes fueron mostradas a la reportera que presenció las escenas en el merendero y, aparentemente, aún con el rostro cubierto, reconoció a los que se llevaron a Víctor, Miguel y Delfino.
Los familiares de los plagiados acudieron al Ministerio Público. En la subsede de la PGR en Orizaba, inexplicablemente se declararon incompetentes para conocer del caso y los enviaron a la sede principal, en Veracruz.
Al mismo tiempo, las mujeres solicitaron un amparo federal para sus esposos.
En el caso de Víctor, Norma reconoció que hace un año su esposo comenzó a ser acosado por militares, incluso uno de ellos ostenta la clave Fantasma, y trataba de fincarle responsabilidad por ser propietario de una camioneta Frontier 2008.
“De la anterior ocasión que lo trataron de detener le quedaron cicatrices, lo golpearon, le dieron tehuacanazos...”, sin embargo, Víctor logró huir a bordo de su camioneta, que terminó volcada en los cañales y los militares se la llevaron, pero tuvo que ser devuelta, porque no se justificó la retención del vehículo.
A partir de entonces, la tropa militar y Fantasma lo anduvieron buscando en comunidades de la región y le dejaron mensajes. Hasta el momento no se ha aclarado el caso, que está en manos de la PGR y que estaría próxima a enviar agentes de la Ciudad de México para hacer las indagatorias.
Maltrato y criminalización
Norma lamentó la postura de las instituciones públicas: “Me lo dijeron así: si se lo llevaron fue por algo, a lo mejor era un delincuente; yo les digo: aunque sea delincuente no tienen por qué desaparecerlo, están obligados a ponerlo a disposición y entonces un juez se hará cargo”.
Fue hasta que las tres mujeres fueron al DF a solicitar ante la PGR agilizar las investigaciones como lograron que el pasado 29 de octubre llegaran agentes para revisar el caso.
Debido a que Yadira y Norma hicieron público este caso, esta última, al día siguiente de la desaparición de su esposo, recibió una llamada telefónica en la que le advertían que irían por una de sus hijas para que dejara de acusar a los soldados.
También le dijeron que ya habían matado a su esposo y tenía que quedarse callada. Un día después sorprendió a militares fotografíando su casa.
Tanto Yadira como Norma coinciden en mencionar que el corredor Orizaba, Río Blanco, Nogales, Ciudad Mendoza, Sierra de Agua, Acultzingo es una zona donde constantemente aparecen cuerpos, fosas clandestinas y hay intervenciones militares o policiacas sin mediar órdenes de aprehensión.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario