La chispa de Oriol Malló Vilaplana

La prensa corporativa cumple con los preceptos escritos en la vieja canción de Julio Iglesias. Ya saben: "Tropezando siempre con la misma piedra". The New York Times, en alarde de discreta sinceridad, reconoce ahora que su "análisis vectorial" de agosto del 2013 (probando al 100 % que el ataque químico con gas sarín en Damasco fue obra del maldito gobierno sirio) no fue del todo cierto y que los dos misiles analizados no podían contenían tan peligroso aniquilador. La confesión no estuvo en primera página. Se escondió en la página 18 y dentro de un título muy neutral. “New Study Refines View Of Sarin Attack in Syria.” Fechado por cierto el 28 de diciembre. En fin. Sigue la tendencia a tomar a los lectores por pendejos y a vender el rollo de las armas de destrucción masiva cada vez que los cruzados de la libertad exigen sangre. Ciertos "periodistas independientes" narraron en 2011 el cuento de los freedom figthers libios. Por amor a su narrativa anti-gadafi olvidaron todo lo que no convenía decir sobre aquella versión local de la primavera árabe. Después, ya lejos del teatro de guerra, los empotrados no quisieron contarnos como sus amigos se volvieron tan malos. Lo mismo intentaron en Siria pero varios terminaron secuestrados por su guerrilla amiga. Y terminó la luna de miel. Es normal, pues, que los grandes medios recalienten, una y otra vez, la misma gata revolcada de las armas de destrucción masiva. Sus fanáticos reporteros seguro firmarían las falsas notas a fin de seguir luchando contra los villanos del mundo. ¿Y México apá' Toda la prensa compró, sin chistar, el mágico cuento de Alejandro Poiré cuando "reveló" en prime time, un 7 de diciembre del 2011, la Operación Huésped o el supuesto complot para traerse a Punta Mita a Saadi Gadafi. Los presuntos ya salieron libres y el complot se desvaneció en la nada pero tampoco veo que Reforma pida perdón por las exclusivas que publicó contra las víctimas del enésimo teatro de la PGR... Total, quien carajos sabe donde está Libia ¿no?