lunes, 30 de diciembre de 2013

Que mi protesta se transmute en un "colectivo de conciencia": Daniel Blázquez

Ricardo Dávila
Cartel de la protesta convocada por el joven que increpó a Peña Nieto. Imagen tomada de su perfil de Facebook. Héroe, valiente, modelo a seguir, un ejemplo. Son algunos de los epítetos que la sociedad civil le han atribuido a Daniel Blázquez Aguilar, joven que increpó a Peña Nieto el 21 de diciembre, día en que el priísta promulgó la reforma energética. En la mañana de ayer sábado convocó mediante un perfil de Facebook a ciudadanos para que lo conocieran y supieran que él es real, que el perfil donde aparece en la red social es real y que su causa también es real. Estudiante de derecho en la UNAM y de 20 años, comenzó a ser rastreado en Facebook por gente que admiró su acto. Su perfil está a punto de superar los 5 mil amigos (que se tiene como límite en la red social). Cuenta que ahí le llegaron invitaciones para crear un fondo para que pueda tener dinero y otras para armar una guerrilla pero se negó pues no quiere desvirtuar algo que para él podría ser grande y lo quiere hacer de manera pacífica. “Con el corazón y la mente, no con violencia”. En los últimos días, se lanzó una convocatoria a su nombre para una marcha hacia los Pinos el 26 de enero en “donde todos estén vestidos de blanco”. A la reunión de hoy, citada a las 10 de la mañana Daniel confirmó dicho emplazamiento. Ahí estaban presentes un puñado de personas entre un psicólogo, un comerciante simpatizante del nacional socialismo, un maestrante en derecho, un excompañero suyo de la vocacional, un joven vestido de traje cuya ocupación no especificó y su novia. A Daniel le hubiera gustado ver más personas pero entiende la cotidianidad laboral y el escepticismo de la gente. Reunidos por el bien común en la entrada del Bosque de Aragón, Daniel les expresó sus deseos en que su acto se transmute no en un liderazgo sino en un colectivo de conciencia: “en esparcir la voz de que existen ciudadanos indignados y que quieren un país donde se pueda vivir en paz”. Y entonces, ¿esto se trata acerca de Peña Nieto? No. “Esto se trata de buscar un México mejor”, expresa. Daniel no menciona a Marx, Proudhon, Rousseu, Locke, Russell, Magón, etc. Sus referencias son una madre trabajadora que le ha inculcado valores de integridad y un padre cuyo esfuerzo diario se ha manifestado en pan y hogar para su familia. Él cree en dios y fue panista. Se decepcionó del partido blanquiazul luego de ser testigo de cómo el partido a quien apoyó fue el cómplice del PRI para aprobar reformas como la energética. La pasión que muestra Daniel por aquel “México mejor” no se deposita en filosofar, sino en materializar alguna acción como lo que hizo en el acto de presidencia. La elocuencia de sus palabras fluyen conforme su indignación va en aumento, en donde incluso existió un momento cúspide donde soltó lágrimas (ver video) ¿Estamos frente a alguien que es un líder? Pregunté a Israel, el comerciante socialista y a Kevin, el psicólogo. “No creo que sea un líder aún, puede serlo, pero es joven y tiene mucho camino por recorrer, yo le aconsejaría juntarse con gente que sepa del movimiento contra el actual gobierno como Fernández Noroña”, dice Israel el comerciante. “Hacen falta líderes, muchos de los que estaban han sido bloqueados o enturbiados. Aún así, sin líder, aquí estamos nosotros para mostrar inconformidad con el gobierno; que por ejemplo a mi me afectó en la reforma hacendaria pues en un negocio que tenemos (tengo entendido) que nos quitarán casi el 10% de las ventas diarias” dijo Kevin el psicólogo. Sobre lo que se puede hacer con la figura de Daniel se habló de que muchas formas de protesta se han ido agotando, donde incluso se dijo que #YoSoy132 quedó disuelto por la estocada de un miembro (Antonio Attolini) al aparecer en un show de Televisa, por lo que hubo un breve consenso en que “este movimiento será de los de abajo, de los ciudadanos que laboran día a día en difíciles jornadas de trabajo y trayecto para subsistir”. Lugares comunes o no, los ciudadanos presentes están indignados porque en el año de Peña Nieto: “subieron los impuestos, la gasolina es más cara, continúan los homicidios y una mayor represión en manifestaciones”. En otro aspecto Daniel contó que para entrar al acto de Peña Nieto fue sencillo: “un viejito que repartía papeles rosas, seguro yo creo que andaba cansado, me dio uno y así pude entrar porque uno de los reporteros me dijo que agarrara uno pensando que también yo era un reportero, entonces pensé: pues sí, voy a entrar”. Y ahí en Palacio Nacional, a unos metros de Peña Nieto, fue donde espetó la enunciación clave para que hoy sea figura pública: “¿Por qué no nos pidió opinión para la reforma energética? ¡Ya inició el movimiento y vamos a tirar tu gobierno. Vamos a derrocarte! ¡Yo voy a transformar este país; voy a ser Presidente y vamos a acabar con tu gobierno!”. El joven Blázquez también contó que en un lote cercano a su hogar estuvieron acudiendo dos sujetos en un automóvil gris por varias horas. “Yo no temo a que me maten, porque si lo hacen saldrá otro y si lo matan también, otros más y más. Sí me preocupa mis seres queridos, pero ¿cuándo alguien iba hacer algo? Nos mantienen viviendo con miedo y no podemos seguir estando con miedo”. Daniel no culpa a los delincuentes, ni a traficantes de los males sociales. Concibe el problema de sus actos como una causa de un mal gobierno. El quisiera que policías, comerciantes, jornaleros, amas de casa, estudiantes y toda la sociedad civil se unieran. La palabra que nunca se mencionó en la reunión fue utopía.

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