miércoles, 25 de diciembre de 2013

La opinión de... Salvador Ferrer i Paradeda

El recalentado …
Salvador Ferrer i Paradeda Hay costumbres muy mexicanas y otras de ámbito internacional. Hablando de “recalentados” me viene a la memoria lo “recontra-encabronados” –traducción familiar de recalentados- que estamos a ambos lados del Atlántico, sírvase especificar –México y España, solamente por poner un ejemplo- . Las bases políticas andan de rastreo buscando orígenes, los políticos rezando oraciones para que los tan “mentados” (mencionados, para que me entienda la gente de buenas costumbres) cambios, sean el inicio de un mejor año, los comercios esperando que las multinacionales y grandes superficies quiebren y regresen a sus lugares de orígen y puedan ejercer la venta de barrio, como siempre fue costumbre, la iglesia levantando la mano para que hayan más vocaciones y se entreguen a la palabra de Dios, los bancos escondiendo cifras y buscando credibilidad, los Reyes Magos huyendo a todo correr porque las cartas y peticiones han sobrepasado lo imaginable… en fin, estamos en un mundo de “recalentados” y abiertos a la esperanza, aunque a decir verdad no se atisba el menor rastro de cambios y sí una huella gigante de que aumentaremos presiones e iniciaremos el año dándole una vuelta más al cinturón. Ya ni los ni-ni (ni estudian, ni trabajan) van a tener descanso porque deberán buscar espacios públicos donde compartir experiencias y malbaratar sueños, que a decir verdad es por lo único que sirven mientras los padres permitan la fulgurante carrera hacia el precipicio. Eso sí, hallaremos refugio en una fecha “memorable”, el 31 de diciembre, para olvidarnos de presiones y problemas… seremos consumidores de placeres, tequila, vino y cuanto se antoje. No hay problema, una vez al año (si buscamos bien cada mes encontraremos fechas similares) no hace daño. Luego vendrán las quejas de que los gobiernos son malos administradores (de lo ajeno) y que todos seguiremos en la lucha diaria para salir a flote. ¿Será verdad o mentira? El sabor del recalentado –el verdadero- nos inunda el día de hoy y nos mantiene a la expectativa para mañana.

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