jueves, 12 de diciembre de 2013
La opinión de...Oriol Malló Vilaplana
Leí algo sobre la última "homilía" de Iñaki Gabilondo y pienso qué tan cerca están los representantes del poder mediático y cultural de los arquetípos eclesiásticos.
Julien Benda lo dejó claro en La Trahison des Clercs. Y en francés se entiende mejor eso de los clérigos: los clercs modernos son los servidores del estado, la academia o los poderes fácticos. Derivaciones de los eclesiásticos medievales que dominaban el mundo con sus latinajos y sus fórmulas rituales amparados por un dios ominpresente que solo ellos podían interpretar.
Por eso los intelectuales recuerdan, tan a menudo, a un postulante de Papa o cuando menos a un obispo designado. Sensación que por desgracia aplica a todo académico que se precie, sea de izquierda o derecha, igual que a todo "comunicador" que se siente portavoz de algo sagrado.
No importa que sea el alter-sociólogo Boaventura de Sousa Santos o el redomado neoliberal Fernando Savater. El estilo pervive.
Los obispos de la cultura requieren un baño de irreverente humor para quitarle su siniestro sentimiento de casta clerical. Será otra revolución inconclusa.
Y yo queriendo mi lugarcito en la academia. Vergüenza que me doy a veces.
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