jueves, 27 de febrero de 2014

Presionaban a custodios para servir a El Chapo antes de su fuga: Soberanes

Daniel Blancas Madrigal | ¿Negligencia? José Luis Soberanes afirma que Guadalupe Morfín, entonces ombudsman en Jalisco, se negó a recibir al entonces subsecretario de la SSP-f, Jorge Tello Peón, enviado a conocer a detalle el supuesto servilismo hacia los capos en Puente Grande. José Luis Soberanes, presidente de la CNDH en la época en que se fugó Joaquín Guzmán Loera del penal de Puente Grande, en Jalisco —19 de enero de 2001—, comparte a Crónica sus memorias del caso.
Cuenta que antes del escape, la Comisión de Derechos Humanos de Jalisco, entonces encabezada por Guadalupe Morfín, informó al organismo nacional que algunos custodios habían sido presionados por autoridades de la penitenciaría para corromperse y servir a los jefes del narcotráfico ahí recluidos, en especial El Chapo, pero cuando el organismo envió dos visitadores a Jalisco no quisieron formalizar la denuncia: “Dijeron que no tenían ningún interés en formular la queja, que sólo habían informado a Morfín de lo ocurrido”. Lo que hizo después fue dar aviso a Alejandro Gertz Manero, entonces secretario de Seguridad Pública Federal, quien envió a investigar el asunto al subsecretario Jorge Tello Peón, pero Morfín se negó a recibirlo. —¿Qué había entonces de fondo? —Ella se aprovechó de la situación para salir en los medios y luego Santiago Creel (secretario de Gobernación), quien era su protector, se valió de ella para golpear a la CNDH, tan es así que la hizo fiscal especial para feminicidios, aunque hasta donde sé no metió a nadie a la cárcel. Aplaude la postura del gobierno federal de rastrear a los cómplices de El Chapo antes y durante su escape y en los años posteriores. Sugiere también atender el tema penitenciario, para evitar más corruptelas en el interior. EXPEDIENTES. Soberanes recibe a Crónica en su oficina del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde ha dedicado la mayor parte del tiempo a escribir libros y dar clases en la Facultad de Derecho. De arranque, la pregunta es directa: —¿Fue la CNDH omisa a lo denunciado por los custodios en el año 2000? —No, porque la Comisión es un organismo que analiza posibles violaciones a derechos humanos. Ya no le compete averiguar el funcionamiento y seguridad de una prisión federal, por eso di aviso a Seguridad Pública Federal, a la que le correspondía vigilar los penales federales. —¿Entonces nunca hubo expediente o queja oficial del caso? —No, al menos en la CNDH. Lo que hice fue hablarle directamente al doctor Gertz Manero. —Se ha dicho que los visitadores que ustedes enviaron presionaron a los custodios para desistirse de la denuncia... —Lo ha dicho Morfín, pero no puede probarlo. Es sólo su dicho y debería saber, según es abogada, que la seguridad penitenciaria no le corresponde a la CNDH. —¿Niega que se hayan puesto del lado del director del penal (Leonardo Beltrán Santana)? —Es un absurdo, una acusación sin pies ni cabeza. —Con los antecedentes que usted tenía, ¿cuál fue su reacción cuando se consumó la fuga? —Son dos cosas que no están relacionadas, si el Chapo se fugó es porque había mucha corrupción. Otra cosa, muy diferente, eran las manifestaciones de los custodios. Coincidió la fuga del Chapo con las quejas que nunca se presentaron, pero fueron dos cosas aisladas. —Pero si lo que denunciaban los custodios era precisamente eso: que los estaban obligando a servir a los intereses de Guzmán y otros capos… —Sí, pero era un problema que no entraba dentro de la competencia de los derechos humanos; las situaciones administrativas y de seguridad eran problema del sistema carcelario. —¿La información que usted recibió iba en ese sentido: que el Chapo buscaba conformar un equipo a su favor? —Era el dicho de las personas, por eso fueron los visitadores, pero los custodios dijeron que no tenían interés en interponer ninguna queja. —¿Para qué entonces involucrar a la CNDH? —Por el interés de Morfín de tener presencia en medios. Nosotros cumplimos con informarle a la Secretaría de Seguridad Pública. —¿Y hubo respuesta de la SSP-f? —El secretario Gertz mandó al subsecretario Tello Peón a conocer de primera mano el asunto, pero Morfín no quiso hablar con él. —¿La PGR investigó a los visitadores que habían ido a Jalisco? —Nunca, es una falsedad, jamás hubo investigación contra nuestra gente. —¿Qué pasó con Antonio Bernal Guerrero, quien era el visitador encargado de las violaciones en penales? —Falleció en el accidente aquel cuando murió el secretario de Seguridad Pública Ramón Martín Huerta (21 de septiembre de 2005), iba en el mismo helicóptero que se desplomó porque daría un curso en el Penal del Altiplano, pero seguía siendo visitador. —¿Se le sancionó a nivel interno? —No, porque cumplió con su obligación. No había nada que reprocharle. Era un hombre dedicado a su trabajo, con experiencia y conducta intachable. —Raúl Plascencia, el actual ombudsman, ¿tuvo algo que ver en el caso? —Nada, era el segundo visitador general y no conocía asuntos penitenciarios. Según Soberanes, la CNDH nunca recibió quejas relacionadas con el expediente Chapo; ni siquiera de los funcionarios procesados después por la fuga… Hoy, tras la reaprehensión, la cual califica “como oxígeno puro para el gobierno federal”, sugiere mirar hacia la seguridad penitenciaria… “Es un tema que siempre ha estado abandonado, es políticamente poco redituable, porque los presos no votan. En México hay casi 500 penales con una corrupción escandalosa porque son una minita de oro. Sabemos del autogobierno y hasta ahora no se han tomado acciones contundentes para revertirlo”. —¿Se puede dar una segunda fuga de El Chapo? —Espero que se haya aprendido la lección, me imagino que tomarán las medidas necesarias para evitarlo y no lo dejarán escapar ni con todos los millones que pueda ofrecer…

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